Friday, January 9, 2009

Diana Ross


En estos días, cuando ninguna celebridad abre su boca frente a un periodista si no tiene una película, un CD, un perfume o algún producto que promocionar, Diana Ross se sentó recientemente en una habitación del muy chic “Mark Hotel” de Nueva York para hablar de su “colaboración” con la línea de cosméticos “MAC”, que acaba de lanzar una colección de maquillaje con su imagen bajo el titulo de “Icon”.

Antes de la entrevista, que por su solemnidad bien podría haber sido considerada una “audiencia”, los periodistas invitados pudieron observar un video promocional donde Diana- la madre de todas las Divas- hablaba de su legendaria fascinación con sombras, blushes y menjunjes. Ahí se veía con la energía y el aspecto de una adolescente. Ni una arruga, ni una bolsa bajo los ojos, ni una cana aparecieron en la pantalla, lo que inevitablemente hizo que todos se preguntaran si semejante belleza juvenil era un milagro de la lotería genética o de filtros y photoshop. Después de todo, Diana ya se empina por los sesenta anos.

La respuesta quedó en claro en cuanto se abrió la puerta de su suite en el penthouse del hotel, una gigantesca habitación con espectaculares vistas del Central Park.

En jeans y un ajustado sweater azul, Diana Ross lucia fácilmente treinta años más joven de lo que es. Sus ojos negros brillaban con energía, sus dientes parecían blancos como el mármol, y su pelo caía oscuro y frondoso por su espalda, como una selva negra.

La Ross comenzó su carrera en 1964, cuando no era mas que una adolescente. En esa época, los Beatles eran los reyes indiscutidos del Rock & Roll y Aretha Franklin la reina del Soul.
Diana y “The Supremes” se convirtieron rápidamente en las princesas del Pop, y en los cortos tres años que estuvieron juntas ocuparon diez veces el primer lugar del ranking.

A partir de entonces, su carrera como solista ha sido tan brillante como controvertida. “Muchos ven la ambición como una cualidad negativa”, señaló no hace mucho en una entrevista, “pero esa es la fuerza que me mueve. Es quien soy. No puedo detenerme”.

Mucho antes de que la palabra “Diva” siquiera existiera en el diccionario, la Ross ya estaba seduciendo a multitudes en fabulosos trajes de luces en el escenario y ocupando portadas con sus exigencias, sus romances, sus líos con la justicia y su temperamento.
En una ocasión, durante un concierto frente 800 mil personas en Central Park, se detuvo en medio de una canción para reprender a la orquesta.

En la década de los setenta y ochenta, se convirtió en la máxima estrella de la era “Disco”, y aun hoy, después de cuarenta años de carrera, continua siendo considerada una de las figuras más importantes de la música popular.

Hace un par de anos, la cadena VH1 le dedico un especial llamado simplemente “Divas”, y ahí apareció junto a Mariah Carey compitiendo por la nota más alta y la falda más corta.
Y la Ross resulto ganadora en ambas categorías.

El día de esta entrevista su ánimo era tan amable como firme. Cuando sintió que una pregunta se acercaba demasiado a su vida privada, su sonrisa desapareció y con la frialdad de un témpano le preguntó a John Demsey, presidente de MAC:
“¿Están pagando por esta entrevista?” .
“No”, le explicó él, “Es parte de la promoción para el maquillaje”. “Ah, porque no quiero que lo que diga aquí termine en alguna revista de ‘gossip’”.
Hecha la aclaración, la sonrisa volvió a su boca…por un instante. “¿Y qué fotos van a ocupar para este articulo?- volvió al ataque con Demsey- Ya sabes que tengo que aprobar todas y cada una de las imágenes”.

Estas son, supone uno, las lecciones de una Diva.

-¿Siempre te sentiste tan cómoda con tu aspecto físico como ahora?
-Sí. Siempre me he sentido muy cómoda con mi cuerpo y mi rostro, aunque nunca he tenido exceso de seguridad. Estoy satisfecha conmigo misma, y desde que era una niña siempre me gustó experimentar con mi ‘look’. Por eso me interesó esta colaboración con MAC.
Desde que era muy pequeña estaba siempre actuando y el maquillaje era parte importante de esos juegos. Entre los 16 y los 18 años usé mucho, mucho maquillaje. Mi padre siempre me decía, ‘”¿Por qué te pones toda esa pintura negra alrededor de los ojos? Pareces un mapache”. Pero siempre me gustó el delineador. Aun hoy, es lo que más uso para destacar mis ojos.

-¿Tenias en esa época algún ídolo en lo que se refiere a estilo, a moda?
-No, no puedo nombrar a nadie. Pero mi madre trabajaba limpiando cines, así que siempre vi muchas películas.
Cuando era niña y veía a actrices bellisimas en la pantalla, decía “algún día voy a ser bonita como ellas’. Las revistas de moda también tuvieron mucha influencia en mi estilo. Pero todo lo que he hecho en mi vida ha sido producto de mi propia imaginación. Siempre supe que me gustaba el drama, el pretender que era otra persona, con otra vida…Cuando cumplí quince, fui a un colegio especial para estudiar diseño e ilustración de modas. Compré todas las revistas que podía costear. Además, por ese entonces trabajaba como ‘bus girl’ en el restaurant de una tienda por departamentos… ¿Sabes lo que es una ‘bus girl’?

-No…
-Son las chicas que llevan los platos sucios del comedor a la cocina. Mi uniforme era azul con una cofia en la cabeza. Llevaba los platos a la cocina todo el día y en mis ratos libres me escapaba a los pisos superiores, a ver la ropa y los cosméticos. La tienda se llamaba “Hudson’s”, y era como el Bloomingdale’s de Detroit. Nunca me habría imaginado que uno de esos ‘counters’ de belleza iba a llevar algún día mi nombre.

-¿Que sueños tenias para el futuro?
-Mi ambición era ser diseñadora y modelo. Los días sábado iba a la escuela de modelos de Evelyn Wood, una de las más importantes de Detroit, y ahí me enseñaban a caminar derecha poniendo libros en mi cabeza. Mi sueño era ser hermosa.

-¿La música no te interesaba?
-No tenia idea que me convertiría en cantante. Mi voz era un talento natural, y por lo mismo no pensaba mucho en eso. Iba todos los domingos a misa y ahí cantaba con el coro. Fue ahí donde conocí a las otras integrantes de Las Supremes, que vivían en mi barrio. Pero mi verdadero sueño era volar como una mariposa, quería viajar por el mundo…

-¿También soñabas con la fama?
-¡No, no! Ese nunca fue mi sueño. Yo vengo de un barrio muy pobre de Detroit, uno de esos lugares donde nadie se atreve a soñar con la fama. Lo único que quería era hacer un disco, como lo había hecho Smokey Robinson, que también vivía en mi calle. Nunca pensé en dos discos. Uno me parecía suficiente. Esa ha sido una constante durante toda mi vida. Nunca planeo a largo plazo. Voy paso a paso, sin pensar mucho en el futuro. Nunca me imaginé que llegaría al ‘top’ de los rankings o que llegaría hasta donde estoy. Ha sido una sorpresa.

-Hay quienes dicen que hacer una carrera como la tuya, reinventándose constantemente, es imposible en la actualidad. Los cantantes son lanzados y reemplazados rápidamente… ¿Estás de acuerdo?
-Si hay algo que me molesta es esa palabra, ‘reinvención’. Es un concepto que no entiendo. Simplemente he sido yo misma a través del tiempo. Me he adaptado, pero no me he reinventado.

-Volviendo a mi pregunta original…
-Creo que los nuevos artistas tienen posibilidades de crear una larga carrera, pero deben prepararse para ella. Barry Gordy, que era presidente del sello “Motown” cuando empecé, contrató a una mujer que nos enseñó a comportarnos, a sentarnos como una dama, a conversar, a caminar…La idea era prepararnos para enfrentar al público. Nadie iba al programa de Ed Sullivan o a la televisión sin tomar antes estas clases.
El problema de la longevidad de los cantantes actuales no es de los artistas, sino de los sellos que no les dan posibilidades de desarrollarse ni de construir una carrera. Una de las cosas que siempre quise hacer y quizás haga en el futuro, es crear mi propio sello y ayudar a los artistas en este campo. Una carrera sustancial requiere tiempo, pero ese es un lujo que hoy día pocos tienen. Actualmente las estrellas son desechables; hacen un disco, el sello gana mucho dinero, y son rápidamente reemplazados por alguien nuevo. La industria discográfica ha cambiado muchisimo, ya nada es lo que era.

-¿La cultura de la celebridad también ha cambiado?
-Hoy día hay muchos famosos, pero no hay iconos. Eso requiere tiempo y paciencia. Los últimos iconos fueron Michael (Jackson) y Madonna. Beyonce y Alicia Keys tienen posibilidades de llegar ahí, de sobrevivir el paso del tiempo, pero quién sabe si lo lograran.

-¿Cuál seria tu consejo para estos artistas jóvenes?
-Nunca me ha gustado dar consejos a nadie. Detesto decirle a la gente lo que debe hacer.


-¿Qué tan importante ha sido tu ‘look’ en tu carrera? No hay ningún critico que no mencione tus cambios de ropa en el escenario…
-La mayoría de los cantantes prefiere salir al escenario con una sola tenida, les resulta más cómodo. Pero yo creo que mis fans se sentirían decepcionados si yo hiciera lo mismo. Además me encanta el cambio permanente, la sorpresa…Puedo cambiar de ropa más rápido que nadie, porque todo mi vestuario está fabricado especialmente para mí y en forma muy particular. Mis vestidos están construidos por dentro y por fuera, con toda la ropa interior integrada. !Y los cierres! Nadie en el mundo tiene los cierres que tengo yo. Mis zapatos, lo mismo. Puedo salir del escenario y regresar en tres segundos con un look completamente distinto. Salgo, una asistente me pone el vestido, la otra las joyas y una tercera los zapatos. Ni siquiera Galliano o Tom Ford podrían hacer ropa como la que uso. La moda que ves en las colecciones jamás serviría en un escenario.

-Tu has dicho que tu maquillaje es una máscara para esconder lo que siente tu corazón. ¿Que quieres decir con eso?
-Una mujer debería tener siempre lentes de sol, porque se puede ocultar detrás de ellos. Pero a veces hay que ir a trabajar aunque se tenga el corazón destrozado, y en esos casos el maquillaje siempre ayuda. Muchas veces he subido al escenario cuando han estado sucediendo cosas duras o importantes en mi vida. Aun así, tuve que seguir adelante con el show y para eso el vestuario, las lentejuelas, las plumas, las luces, el maquillaje, ayudan mucho no solo para que te veas mejor, sino para que se te levante el espíritu.

-Tus canciones a menudo hablan de amor y desilusion. ¿Van siempre de la mano?
-Esa es una pregunta muy divertida…Hace algunos años grabé una canción que decía algo así como “el amor duele” o “el amor miente”, y uno niño se acercô a preguntarme si lo que decía era verdad. El amor y el dolor no tienen que ir siempre de la mano.
El amor, cuando funciona, puede ser una fuerza muy positiva.

Cosas, 2005

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