Friday, January 9, 2009

Aerin Lauder


“La forma en que vivo y me visto es siempre clásica”, dijo Aerin Lauder, directora creativa de Estée Lauder, a su amiga Brooke de Ocampo en el libro “Bright Young Things”, donde una docena de chic y bien conectados habitantes de Nueva York abrieron las puertas de sus casas para revelar sus íntimos tesoros. “En vez de hacer caminatas en Nepal, prefiero ir a Palm Beach o Long Island. Algunos lo pueden llamar aburrido. Yo lo llamo clásico”.

A los 35 anos, la nieta de la emperatriz de la belleza, Estee Lauder, tiene sin duda un estilo definido. “Vogue”, “Harpers Bazaar” y la resto de las revistas de moda, siguen sus pasos con una devoción casi religiosa, cubriendo cada una de sus apariciones publicas con tanto entusiasmo como esperanza. Después de todo, herederas como esta no son pan de cada día. Ahí esta Aerin en sus paginas, radiante en Michael Kors durante la “fashion week”; o bailando con su marido, Eric Zinterhofer, en alguna gala; o posando como una heroína de Edith Wharton junto Marina Rust y Lauren DuPont en vestidos de taffeta después del “Edwardian Ball” en el Museo Frick. Esas fotos, sin embargo, revelan poco sobre su protagonista y parecen haber creado la falsa impresión que de esta es una mujer que pasa sus días sin mas preocupación que las invitaciones que se acumulan en su escritorio y el guardarropa necesario para cubrirlas.

-¿Cuál crees que es el mayor mito sobre ti?- Le preguntamos en la sala de conferencia de las espectaculares oficinas de Estee Lauder, en el piso 40 de un rascacielos en el corazón de Manhattan.
-Creo que muchos piensan que no estoy tan involucrada en el negocio como lo estoy- contesto-. Durante el día recibo cientos de e-mails sobre trabajo. A veces la gente cree que soy simplemente el rostro detrás de la marca.

-¿No es verdad que tengas una vida social tan agitada?
-Oh, Si, soy muy social. Pero la mayor parte del tiempo la paso en mi oficina o esta sala de conferencias trabajando. Eso es lo que el resto de la gente muchas veces no ve.
Su pasión por lo “clásico”, otra herencia de su abuela, va mucho mas allá de sus veranos en East Hampton, su penthouse en el Upper East Side decorado con muebles de Jean Michel Frank o Armand- Albert Rateau, o la monocromática tenida de pantalones y sweater gris que llevaba puesto el día de esta entrevista. Sus valores también son tradicionales, y, como dijo esa mañana acariciando su largo cabello rubio, la familia es su “prioridad”. Por supuesto, las cosas se hacen mas complicadas cuando la familia en cuestión lleva el apellido “Lauder” y controla al menos un quinto de los 33 mil millones de dólares que se juegan anualmente en el negocio de la belleza en Estados Unidos. “Mi abuela siempre me dijo que había que equilibrar el trabajo con la familia. Aunque ella trabajo mucho, fue también una magnifica madre, una maravillosa abuela y una extraordinaria mujer. Balancear todo esto no es fácil, pero ella es mi modelo”, asegura.
Su padre, Ronald Lauder, fue embajador de Estados Unidos en Austria cuando Aerin y su hermana, Jane, eran adolescentes. “Viajamos por toda Europa y visitamos las grandes casas. Esa experiencia me abrió los ojos a muchas cosas”, recordó en “Bright Young Things”, “Por eso mi gusto es ecléctico, No solo francés, ingles o americano”. Su madre, Jo, estuvo siempre interesada en el arte y fue una de las más importantes patrocinadoras del Museo de Arte Moderno de Nueva York. Actualmente la pareja mantiene la “Neue Gallry” en Manhattan, una espectacular mansión estilo francés en el Upper East Side dedicada al arte alemán y austríaco.

A pesar de tantos privilegios- incluyendo veranos en Palm Beach, inviernos en Aspen y un asiento en primera fila en las colecciones de moda a ambos lados del Atlántico- Aerin ha heredado una ética de trabajo casi puritana, muy parecida a la de Estee Lauder, que puso la primera piedra de su imperio en una modesta cocina de su casa en Queens donde preparaba sus cremas. Por eso, no es difícil imaginar a Aerin arremangando las mangas de su elegante blusa sobre una mesa de trabajo para decidir el futuro de la empresa. Según informes de prensa, fue ella, por ejemplo, la que decidió contratar a Gwyneth Paltrow como modelo para el perfume “Pleasures”, y, más importante aun, a su buen amigo Tom Ford como “colaborador” para una línea de perfumes y cosméticos, todo como parte de una estrategia para llevar la marca hacia el futuro.

“En Estee Lauder, soy la cadena que une al pasado con el futuro”, reconoce sin una gota de vanidad, “Tengo un nombre y una cara que es conocida en todo el mundo, y eso es único. La mayoría de las companias no tienen esa ventaja y tratan de crear un ‘rostro” que siempre resulta artificial. En nuestro caso es una evolución natural”.

Mientras su primo William, de 43 anos, se desempeña como Director Ejecutivo de la empresa, y su hermana Jane esta a cargo de una nueva división llamada “Beauty Bank”, Aerin parece estar lista y dispuesta a llevar la corona de este reino de belleza.

-¿Cuando niña, te dabas cuenta del poder del nombre de tu abuela?
-No, para mí fue siempre mi abuela, una mujer muy amorosa y generosa. Siempre estaba tomándote la mano o abrazándote. Ahora me doy cuenta de lo firme y extraordinaria que fue. Una de las penas de mi vida es no haber trabajando nunca con ella, porque creo que lo habríamos pasado estupendo juntas.

-¿Por que han mantenido su oficina tal como estaba el ultimo día que la visito?
-Porque es una reliquia de ese tiempo y un homenaje a su recuerdo. Nunca va a cambiar. Además es una gran inspiración. En mi oficina tengo dos sillas que ella me regalo, y mi escritorio es una versión más moderna del suyo. Es una forma de mantener su espíritu.

-Aún fuera de la oficina, ¿Seguía dando su opinión sobre el rumbo de la empresa?
-Sí. Siempre estaba leyendo revistas, preocupada de lo que sucedía en las colecciones de moda, sugiriendo colores…. Mi abuela amo la belleza hasta el fin de su vida.

-¿Entendía los cambios que estaba sufriendo la industria de la belleza?
-Absolutamente. Por eso creo que habría adorado a Tom Ford, son muy parecidos.

-¿Que aprendiste de ella en términos de negocios?
-Estée siempre tuvo mucha determinación y mucha fuerza, y eso es muy importante para cualquiera involucrado en negocios, sea hombre o mujer. Una tiene que tener una visión y no abandonarla jamas. Si sientes pasión y tienes una visión, vas a ser exitosa. Mi abuela estaba tan decidida a triunfar, que nada la detuvo.

-¿Esa fuerza y esa determinación son percibidas distinto cuando se trata de un hombre que de una mujer?
-Es más difícil para las mujeres, porque tenemos que realizar muchas tareas al mismo tiempo. Tienes que precuparte de tus hijos, tu marido…Me encantaría encontrar un hombre te diga ‘No te preocupes, anda a tu reunión. Yo voy al supermercado y me encargo de los niños…’, pero si existe, no lo he conocido. No me gustan las mujeres que se transforman en hombres para triunfar. Me parece que es muy importante equilibrar la carrera con la familia.

-¿Existe todavía discriminación contra las mujeres en los negocios?
-En mi caso, lo que hace excitante mi trabajo es que hay tantas mujeres como hombres colaborando en la empresa. No creo que seria lo mismo de otra manera. Cada uno trae su propia perspectiva.

-¿Has tenido que esforzarte para probar que no estas aquí solo por tu apellido?
-La gente esta siempre observándote, preocupada si vienes a trabajar, si sabes que estas haciendo…Por supuesto que van a juzgarte. Pero por otro lado me hace muy feliz estar en una oficina donde hay gente que se me acerca y me dice, ‘Conocí a tu abuela, a tu abuelo, y nos sentimos muy orgullosos de verte aquí”. Una toma lo bueno y lo malo, pero es maravilloso ver crecer tu compania, tu familia y la herencia que has recibido.

-Trabajando en familia, ¿Cómo hacen para que las discusiones de la oficina no terminen en el almuerzo familiar del día Domingo?
-Cuando estamos en familia hablamos de negocios, pero también de muchas otras cosas. Todos somos muy parecidos, tenemos intereses en común y nos preocupamos de lo que sucede con el resto. Por supuesto el trabajo siempre aparece en la conversación, pero cambiamos rápidamente de tema.

-¿Pudiste tener una relación cercana con tu abuela y tus padres a pesar de su ritmo de trabajo?
-Mi madre estuvo siempre muy involucrada en nuestra educación, aunque trabajo mucho a favor del Museo de Arte Moderno. El noventa por ciento de su tiempo estuvo dedicado a mi hermana y a mí, y creo que por eso tenemos los valores que tenemos. Trabajamos duro, somos honestas…Así nos criaron. Creo que para una mujer es muy importante trabajar, pero también estar al lado de sus hijos observando que leen, que comen, que hacen dentro y fuera del colegio…Como madre estoy siempre atenta.

-¿Que pasa cuando el trabajo interfiere con la familia?
-Para mí, la familia esta siempre primero. Si mis hijos tienen que ir al doctor, siempre estoy a su lado. Lo mismo con mi marido.

-¿El entiende las exigencias de tu trabajo?
-Es muy solidario. Sin su apoyo no podría hacer lo que hago. Cuando viajo, por ejemplo, revisa su calendario para asegurarse que al menos uno de nosotros estará con los niños. Tenemos una relación de equipo.

-¿Te gustaría que tus hijos terminaran trabajando en Estee Lauder?
-Me encantaría, pero mi abuela decía siempre algo muy sabio: no importa lo que hagas, hazlo bien. Mas allá de que sean parte del negocio familiar, lo que me importa es que sientan pasión por lo que hacen y sean fuertes. Por eso no quiero poner ninguna presión sobre ellos y dejar que decidan por sí mismos.

-De todos los Lauder de tu generación, eres la que más atención recibe de la prensa. ¿Te sientes cómoda con eso?
-Creo que sí. Salgo mucho más que el resto, voy a los “fashion shows”, a eventos y me reúno con muchos periodistas. Me siento cómoda con ese rol, y creo que es importante porque soy la cadena que une el pasado con el futuro. Aparte de mi puesto como Directora Creativa de la marca, también sirvo de vocera. Es lo natural, porque conocí bien a Estee, obviamente, y siento mucha pasión por nuestros productos. Estoy aquí desde mis anos de Universidad, cuando venia a trabajar a la oficina durante mis vacaciones de verano.

-¿Nunca pensaste hacer otra cosa?
-No. Si no estuviera conectada al negocio de la cosmética por mi familia, probablemente estaría trabajando en una revista de modas o con un diseñador. La moda me encanta porque, igual que los cosméticos, cambia de temporada a temporada. Si eres creativo, eso es lo más excitante que hay. Te permite estar mirando constantemente hacia el futuro.

-¿Viajas mucho por trabajo?
-Antes mucho más que ahora. En las próximas semanas voy a Brasil, Tokio, Frankfurt y París…Pero con niños pequeños, trato de ser muy selectiva con mis viajes.

-¿Los problemas de las mujeres son iguales en todas partes?
-Sí, y eso es muy interesante. En todas partes del mundo las mujeres se quieren ver mas jóvenes, por supuesto, y están muy preocupadas del nuevo color o el nuevo perfume. Las similitudes son mas grandes ahora, que viajan mas que nunca y saben todo lo que esta sucediendo simultáneamente a través de las revistas o la Internet. Las mujeres de Nueva York leen el “Vogue” de Japón, y las rusas leen el “Elle” Americano. El ano pasado estuve en China y me reuní con la editora de “Harpers Bazaar”. Estaba vestida igual que cualquier mujer elegante en París o Nueva York. El mundo se ha hecho muy pequeño.

-Hay quienes dicen que el negocio de la belleza promueve un ideal de mujer inalcanzable. ¿Que respondes a esas criticas?
-Lo que estamos tratando de hacer en nuestra compania, especialmente desde que empece a trabajar aquí, es hacer que la belleza sea algo accesible y divertido. ¡Mira esa foto de Gwyneth!- dice indicando el aviso publicitario de ‘Pleasures’- No se ve como una belleza inalcanzable. Se ve muy real, muy aterrizada. Eso es lo que nos interesa transmitir con nuestra publicidad: momentos reales, no grandes poses.

-Aparte del trabajo, ¿Qué otras cosas te interesan?
-Me encanta el arte. Mis padres han comenzado a interesarme en el arte contemporáneo, que me parece muy poderoso. A veces cuelgo un cuadro en mi casa, lo devuelvo al ‘dealer’ y termino extranandolo. También me gusta todo lo relacionado con el hogar, los platos, las sabanas, las flores. Hay algo muy cálido en esos detalles.

Cosas, 2005

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