Monday, January 12, 2009

Patricia Field


“A veces los directores dicen que soy una diva, y les dijo, ‘No me ofendas; no soy una diva. Soy una mujer que trabaja muy duro. Estoy tratando de darte lo mejor que puedo, y si no lo quieres, allá tú”. Con el pelo inflamado de rojo, la piel aceitunada y un guardarropa lleno de faldas gitanas, pañuelos, sandalias y miles de brazaletes, Patricia Field es la María Callas de la moda. Igual de temperamental e igual de talentosa. Aunque lleva casi treinta años como reina de la moda “downtown” en Manhattan, su nombre no se hizo internacionalmente conocido hasta que comenzó a vestir a Sarah Jessica Parker en tutús y Manolo Blahniks en “Sex & The City”, convirtiendo a esa serie en “la máxima autoridad en el mundo del fashion” como exclamaron, admiradas, las editoras de moda.

Ahora Patricia vuelve al ataque en “El Diablo se Viste de Prada”, la película que se estrenó hace unas semanas en Estados Unidos y que se ha convertido rápidamente en la nueva Biblia cinematográfica de los “fashionistas”. En el filme- basado en el best seller de Lauren Weisberger del mismo nombre- Meryl Streep y Ann Hathaway aparecen como una poderosa editora de modas, Miranda Priestley, y su asistente, Andy Sachs, ambas enfrascadas en una lucha de poder y egos mientras arrastran joyas de Fred Leighton, pieles de Fendi y Dennis Basso, vestidos de Dolce & Gabbana, Calvin Klein, Michael Kors y Bill Blass, y, por supuesto, un centenar de carteras y zapatos de Prada. Este no es cualquier guardarropa. Los precios de algunas carteras se elevan a los 14 mil dólares, y todos los días Miranda lanza sobre el escritorio de su aterrada subordinada suficientes zorros, chinchillas y minks como para provocar el colapso de cualquier defensor de los animales.

La Field, según dice, disfrutó enormemente su trabajo, aunque le resultó más difícil de lo que esperaba. El libro de Weisberger, basado en su experiencia de un año como asistente de Anna Wintour, editora en jefe de “Vogue”, fue ampliamente considerado una “traición” en el mundo de la moda y las revistas en Nueva York. Y como sabe cualquiera a estas alturas, las traiciones no le caen bien a esta mujer que ejerce su poder con la mano férrea de un dictador. Muchos diseñadores, aterrados de herir la sensibilidad de la poderosa editora, se negaron a colaborar con la producción de la película, pero la estilista entiende bien sus razones. “Anna ha ayudado a muchos de estos diseñadores, y, por supuesto, ellos no querían ofenderla”. Sin embargo, gracias a sus contactos, Patricia consiguió que marcas como Hermès, Dior, Chanel y especialmente Prada, entregaran gustosos sus modelos. Valentino fue aún mas allá, y aparece en un divertido “cameo” en el filme.

Aunque su éxito podría parecer del día a la mañana, la Field es bien conocida en el universo fashion de Manhattan. La diseñadora y estilista abrió su primera tienda, “The House of Field”, en 1976 a un costado de la Universidad de Nueva York, en el West Village. De inmediato el lugar- repleto de T-shirts de los “Sex Pistols”, faldas punk, pantalones de vinyl, pieles vintage, boas de plumas, pelucas multicolores y ‘lingerie’ de strass- se convirtió en el favorito de una multitud de modelos, disco-divas, travestis, fashionistas y más de alguna socialite que, en busca de aventura y creación, llegaban a buscar ahí lo que no podían encontrar en ningún otro lugar.

La originalidad es la marca de fábrica de la Field, y no importa si está trabajando con una novicia starlet o un icono como la Streep, si tiene a su mano diamantes de Van Cleef o una cartera usada de los cincuenta, su “look” es siempre único y reconocible. Su trabajo continuará en los meses siguientes, cuando vista a las protagonistas de la versión norteamericana de “Betty La Fea”, de la serie de ABC “Six Degrees”, y a Sarah Michelle Gellar en la versión cinematográfica del best seller "The Girls' Guide to Hunting and Fishing".

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-¿Qué te ha parecido “El Diablo se Viste de Prada”?
-Me gustó mucho. La vi terminada en mi cabeza antes de verla en la pantalla, y no quedé desilusionada. La ropa se ve bien, y creo que es un éxito en el sentido que eleva la moda, la historia y especialmente los personajes, que en el libro original eran un poco simplistas. En la película están mejor desarrollados.

-¿Crees que la imagen que muestra del mundo de la moda es acertada?
-No, no lo es. Pero no estábamos filmando un documental. En lo personal, estaba tratando de crear un filme que se viera bien y que fuera alegre e interesante. Mi inspiración fue “Desayuno en Tiffany’s”. Holy Golightly era una chica pobre del campo, y ahí estaba, frente a la vitrina de Tiffany’s en un vestido de Givenchy.

-¿Decidiste usar marcas muy conocidas, como Chanel, Prada o Valentino, para hacer la película más interesante para personas que no están necesariamente interesadas en la moda?
-Traté de crear una película para un público amplio, no solo para “fashionistas”. Además, el guión dictó mucho el aspecto de los personajes. ¿Qué encuentra Andy, la asistente, cuando entra al closet de “Runaway”? Las marcas más conocidas del mundo. No quería que fuera un closet solo para “insiders". La mayoría de la gente no sabe quién es Proenza Schouler, por ejemplo…!La mayor parte ni siquiera sabe quién es Anna Wintour!

-¿Cómo creaste el “look” de Miranda?
-Pensé en el personaje, y llegué a la conclusión de que era la líder de un imperio editorial. Desde el momento en que piensas en la palabra imperio, piensas en una emperatriz. Para mí, ella es realeza, y Meryl Streep es realeza también en su propio campo. Es una mujer que trabaja, y por lo mismo no tenia sentido vestirla en lo más nuevo de la temporada. Miranda tiene su propio estilo, donde mezcla una chaqueta con pedrería, una perfecta blusa blanca y una falda a rayas con absoluta seguridad e individualidad.

-¿Cómo fue vestir a Meryl Streep, que a diferencia de Sarah Jessica Parker no es talla 2?
-No tuve ningún problema. No quise vestirla en las últimas tendencias, ni muy a la moda, ni como se vestiría una modelo muerta de hambre. Ella no es eso. Es una mujer mayor, madura, e incluso si tuviera talla 2, ese ‘look’ no era el apropiado. El personaje de Miranda tenia que ser elegante, con ropa muy lujosa, y no en lo último de Dolce & Gabbana o Dior. Miranda tiene acceso a todo, y por lo mismo no se deja sorprender con lo “trendy”.

-¿Te inspiraste en el “look” de editoras de moda reales?
-No. Primero porque no hay ninguna editora que pueda compararse con Meryl Streep. ¿Quién podría ser? No se me ocurre nadie. Segundo, si me hubiera inspirado en Anna Wintour, por ejemplo, habría sido una limitación a mi creatividad. Prefiero tomar a Meryl y convertirla en una estrella de la industria de la moda mundial. ¿Cómo se vería? ¿Cómo eligiria su guardarropa? Así fue como creé el “look”.

-¿Meryl tuvo influencia en el aspecto de su personaje?
-Ella tiene una persona que trabaja en su maquillaje y peinado que la acompaña a todas partes. Cuando me reuní con ellos por primera vez, me dijeron que pensaban que el pelo blanco y un maquillaje muy pálido eran una buena idea. Y eso me encantó, porque me daba una tela blanca donde trabajar.

-¿La decisión de mantenerte lejos del “look” de Anna Wintour fue deliberada?
-Sí. La película entera se alejó de ella, excepto por la decoración de la oficina de Miranda, que es una copia exacta de la de Anna. Nunca he estado en su oficina, así que cuando vi la que construyeron en el set de la película me pareció bonita y adecuada. Pero después vi un articulo sobre ella en un periódico inglés donde posaba en su oficina. Era igual que la de la película. Eso me desilusionó.

-¿Has conocido a la Wintour?
-No, nunca. La he visto en desfiles de moda y fiestas, pero nunca la he conocido.

-¿Qué opinas de su estilo?
-Me parece básico, con un toque de esnobismo.

-¿Hubo diseñadores que no quisieron colaborar con la película por miedo a Anna Wintour?
-Hubo algunos que sintieron que el asunto era delicado y supongo que Anna ejerció ahí alguna presión. Algunos de esos diseñadores son mis amigos, salimos a menudo a comer juntos, y no era mi intención presionarlos. Si sentí que los estaba incomodando, simplemente nos les pedí nada. No iba a decirles, ‘!Si no me das ropa, arruinaré tu carrera!’.

-¿No es un poco exagerado ese terror frente a Anna Wintour?
-Siempre lo he encontrado un poco estúpido. Todos hacemos lo que hacemos, trabajamos duro y eso es todo. Por otro lado, la controversia ayudó mucho a publicitar la película y no la afectó negativamente en ningún modo.

-¿Hay algo que las editoras de moda tengan en común, respecto a su estilo?
-Lo único que puedo decir es que cada una tiene su propio estilo, lo que es muy importante. Ninguna de ellas usa un uniforme.

-En la película, Miranda usa muchas pieles. ¿Cuál fue la mas cara?
-No lo sé, porque no pagué por esos abrigos y nunca miré los precios. Hay muchos de Dennis Basso, como el primero que aparece en la película, una chinchilla espectacular. Debemos haber filmado unos 20 abrigos de piel, pero no sé cuantos aparecen en la edición final del filme.

-¿Que ‘look’ buscaste para Andy, la asistente de Miranda?
-Ella sufre una gran transformación en la película y después de negarse a la moda, finalmente se da cuenta que la ropa tiene cierta importancia para ella. Por eso se lanza con los brazos abiertos, usando grandes marcas. Chanel tenia mucho interés de trabajar conmigo en este proyecto, lo que fue una suerte porque su estilo tiene mucho que ver con el personaje y con Ann Hathaway, la actriz que lo interpreta. Pero también la vestí con otros diseñadores: Calvin Klein, John Galliano, Dolce & Gabbana…

-Hay una escena donde aparece en Chanel de pies a cabeza…
-Esa fue mi forma de decirles, ¿Quieren Chanel? ¡Aquí está Chanel!.

-¿Es posible cambiar de estilo de un día para otro, como hace Andy?
-Claro que sí. En su caso no se trata solo de la ropa, sino del maquillaje, el peinado…Si uno se siente bien con lo que lleva puesto, se va a ver bien. Y Andy, el personaje, se siente bien con su nuevo “look”.

-¿Se puede comprar el estilo?
-Se puede, pero se necesita la materia prima. Puedes gastar mucho dinero en ropa y accesorios, pero si no tienes estilo propio, no te verás especial.

-Para ti, ¿Cuál es el personaje con más estilo en la película?
-Nigel y Emily, porque aman la moda desde el fondo de su corazón.

-Mientras Sex & The City reverenciaba al mundo de la moda, esta película se ríe un poco de él. ¿Tuviste dudas en aceptar el proyecto?
-Si una no se puede reír de si misma, es mejor meterse a la cama y cubrirse con las frazadas. De lo que estamos hablando no es una religión ni un dogma; es ropa. Dicho eso, la película es distinta al libro en el sentido que trata de entender el mundo de la moda desde dentro y, desde ahí, hace comentarios sobre él. Mi intención nunca fue llegar al set y destruir el mundo de la moda. ¡Es mi mundo! Quiero ayudar a que sea mejor. Creo que esta película va a ser positiva para la moda, igual como lo fue “Sex & The City”.
-¿Qué es más importante para una mujer, verse bonita o única?
-Para mi, “bonita’ no es nada. Una mujer con un estilo único es mucho mas interesante. Lo único es mas original, creativo e inteligente. Lo único no necesariamente es lo mas atractivo, es cierto, pero la belleza no es algo que me interese per sé.

-¿Cuántos diseñadores aparecen en el filme?
-Debe haber unos cien, y en total debemos haber ocupado cerca de un millón de dólares en ropa y accesorios. Mi presupuesto era mínimo, no mas de 100 mil dólares, así que no podríamos haberlo hecho jamás sin la ayuda de mis amigos en la moda. El nivel de los abrigos de piel, de las carteras…!Dios mío!. Los zapatos de gamuza burdeos de Prada que Meryl usa en la primera escena cuestan 445 dólares. La cartera, seis mil dólares…

-¿Quién tiene, a tu modo de ver, el mejor estilo en Hollywood?
-Gwen Stefani, precisamente por lo que hablamos antes. Es única, no se ve como nadie más. Cuando veo a las actrices jóvenes de Hollywood, me parece que todas se ven iguales. Eso no ocurre nunca con Gwen.

-¿Cuál es tu diseñador preferido?
-Me encanta Alber Elbaz, de Lanvin. Sus diseños, aunque son un poco retro, son bellisimos. Me hacen sentir bien, igual que un viejo filme de Hollywood. El fue uno de los que no quiso colaborar con la película, pero lo entendí, porque ha recibido mucha ayuda de Anna Wintour, igual que Zac Posen o Proenza Schouler. ¿Qué iban a hacer?

-¿Cómo te inspiras para tu trabajo?
-Mi estética esta mas influenciada por el cine que por el trabajo de los actuales diseñadores. En mis sueños, el mundo de la moda es mucho mas glamoroso que en la realidad. Me encanta la extravagancia del viejo Hollywood. Me encanta observar a Fred Astaire. ¡Es todo tan hermoso! Por supuesto sé que esa fue otra época, pero siempre voy en esa dirección. Lo que vemos en el cine es una hiper-realidad. Si fuera por mi, estaría poniendo sombreros y guantes en todo el mundo. Algunos directores me frenan. Como sé que me van a pedir que me deshaga de algunas joyas, pongo aun más.

-¿Hay alguna estrella a la que te encantaría vestir?
-Durante un tiempo le dije a todo el mundo que me gustaría vestir a Hillary Clinton, porque creo que podría beneficiarse de mis servicios. Pero nunca escuché una palabra da ella. Quizás ahora, si ve “El Diablo…” y le gusta como se ve Meryl, acepte mi oferta.

Elle Espana, 2006


Javier Bardem



Javier es una estrella a regañadientes. Mientras Francis Ford Coppola asegura que es mas talentoso que Pacino o Nicholson, el Telegraph de Londres lo llama “el mejor actor de su generación”, “Hola” paga casi 200,000 euros por las fotografías que lo muestran de vacaciones con Penélope Cruz en las Maldivas y en Hollywood su nombre se rumorea, una vez mas, como candidato al Oscar. El, como si nada. Sigue con la misma mirada recia de boxeador; la misma conversación intensa, profunda y pausada; y la misma pasión por su oficio, que hace que sea el gran ausente en medio de ese huracán de comentarios, halagos y prensa que le rodea por estos días..
Ahora, que todo el mundo sueña con la fama y pocos tienen problemas en despojarse de toda dignidad- y en ocasiones de buena parte de su ropa- a cambio de una portada, Bardem muestra un refrescante desdén por la celebridad. No le gusta, no le interesa y siente por ella una genuina desconfianza.

“Yo tengo un gran respeto por la profesión de actor”, dice, “Mis abuelos eran actores. Los padres de mis abuelos también, en una época en que los actores ni siquiera tenían derecho a ser enterrados en un cementerio porque eran considerados putas y maricones. Mi madre es actriz, mi tío también…Pero ese respeto lo pongo en mi trabajo. Cuando no estoy trabajando, voy por la calle y soy un ciudadano mas, no tengo obligación de comportarme como quieren que me comporte. Prefiero perder un espectador que un minuto en la vida”.

Su existencia, asegura, es simple. Vive en un piso en pleno centro de Madrid, en una calle peatonal repleta de gente que le permite cierto anonimato en medio de la multitud. Si alguien le pregunta que hace en su tiempo libre, levanta los hombros, sonríe y dice que lo mismo que todo el mundo- pasear, leer, ver amigos, hacer deporte-, y que su vida no tiene nada de excepcional. Lo que no hace es ver televisión, que le parece “un veneno, una caja tonta”.
“Soy un hombre muy urbano, me gusta recorrer la ciudad, hacer mis cosas”, añade, “Y de vez en cuando me gusta perderme en algún lugar donde nadie me conozca y ese sitio, generalmente, está fuera de España”.
Esos brochazos de normalidad, claro está, son cada vez mas escasos, y él responde a la jaula pequeña de su propia fama con una mezcla de rabia y resignación. “A veces la gente se aproxima cariñosamente, tú dices gracias y sigues tu camino Pero otras, sobre todo en España donde la gente es muy impetuosa, llegan tipos, me cogen el brazo y me dicen ¡Hola Bardem!. Yo les digo que no me hablen, que no me molesten y me dejen en paz. Esa persona, obviamente, nunca más a ir a ver una de mis películas, pero yo he ganado un minuto de mi vida”.

El actor- hijo de la legendaria actriz Pilar Bardem y sobrino del director Juan Antonio Bardem- comenzó a aparecer como extra en peliculas cuando tenia apenas ocho años. En su adolescencia, el rugby y la pintura eran sus verdaderas pasiones. Cuando cumplió 18, alguien le ofreció un par de frases en una pelicula y empezó a tomarse,entonces, la profesión de actor en serio.
Su salto a la fama fue en 1992, cuando apareció como un romántico, violento y algo bruto modelo de ropa interior en la película “Jamón, Jamón” de Bigas Luna. Ahí toreó desnudo, devoró a Penélope Cruz a besos y enfrentó a su rival a golpes con una pata de jamón. El cine español, sin saber qué hacer con semejante ejemplar de virilidad, decidió que había encontrado a un nuevo símbolo sexual, pero Bardem tuvo una opinión diferente, y temiendo ser empaquetado y vendido como un atractivo trozo de carne, se retiró de las cámaras, consiguió trabajo como camarero, y se sentó a esperar a que apareciera un papel adecuado.

Aunque hizo otras películas de por medio, ganando en el camino mas premios de los que es posible recordar, su gran salto a la fama internacional llegó con “Antes que Anochezca”, el filme de Julian Schnabel donde interpretaba al poeta y escritor gay cubano Reynaldo Arenas, un papel que le otorgó el honor de ser el primer español nominado al Oscar.
“Yo pertenezco a ese cinco por ciento de actores que trabajan en el mundo; hay un noventa y cinco por ciento que esta desempleado. Eso ya lo celebro. Trabajar en algo que me gusta y que más encima me paguen, me parece maravilloso. Pero si además tengo el honor de poder esperar por un buen papel, porque no soy millonario pero tengo una casa y eso ya es mucho en España, ¿Por qué no hacerlo? Ya esperé antes, y eso me llena mucho más que hacer cinco películas de corrido”, dijo tiempo despues, mientras promocionaba en Nueva York “Mar Adentro”, la pelicula de Alejandro Amenábar. En ella encarnaba a Ramon Sampedro, el tetrapléjico decidido a poner fin a sus dias que se convirtió, a su pesar, en la bandera de quienes promueven la eutanasia.

El filme obtuvo el Oscar a la mejor pelicula extranjera, consolidó la estatura internacional de Bardem, y desde entonces las largas esperas por buenas oportunidades han desaparecido.
“Hasta ahora siempre había hecho proyectos que me dejaban un espacio de tiempo, y dejaba un año o año y medio entre película y película”- recuerda-, “En los últimos tiempos, sin embargo, solo he tenido un mes de descanso entre proyectos. Era algo que no quería hacer, pero lo hice y me di cuenta que se puede. De pronto te encuentras con papeles que te interesan, que quieres hacer, y si no los haces ahora, ¿Cuándo?”.

A los 38 años, Bardem está acumulando una impresionante lista de créditos que lo ha llevado a trabajar con algunos de los directores mas importantes del mundo, incluyendo a Milos Forman (Los Fantasmas de Goya), Joel y Ethan Cohen (No es País Para Viejos), Mike Newell (El Amor en los Tiempos del Cólera), y Woody Allen (Vicky Cristina Barcelona). Mas adelante vienen Rob Marshall, que según informaciones de presa le dirigirá en la versión cinematográfica del musical “Nine” junto a Penélope Cruz, Sophia Loren, Marion Cotillard y Catherine Zeta- Jones. Por último, Francis Ford Coppola, lo ha escogido para protagonizar “Tetro” con Maribel Verdiú.

Aunque no hay un solo director español en esta lista y todas son películas rodadas en inglés, Bardem sigue considerándose a sí mismo un actor español que, en ocasiones, trabaja en el extranjero.
“Yo escojo mis proyectos siguiendo mi intuición y me da lo mismo si son en Estados Unidos, España u otro lugar. Pero es verdad que últimamente han entrado mas proyectos de afuera que de aquí”, concede, “-Quizás en España consideran que ya estoy mas afuera. Es difícil trabajar en un país donde la producción es limitada, y hay muchos directores españoles con los que me gustaría trabajar pero no he tenido la oportunidad. A mi modo de ver, sin embargo, sigo siendo un actor español que trabaja fuera de España. Lo que hago fuera es lo extraordinario”.


Según dice, rodar con Woody Allen en Barcelona fue una de las experiencias mas ricas de toda su carrera “Tienes unos diálogos extraordinarios que te exigen ritmo, concentración y relajación, porque él es un director que trabaja en tiempo real y no manipula”, explica, añadiendo que el neoyorquino quedó encantado con el equipo de producción español. “Fue un proyecto casi teatral, dirigido por un señor que intenta constantemente que surja algo de verdad y que lo hace en forma muy sutil, con mucho cariño por sus actores. Woody Allen no es un tipo muy extrovertido, pero quiere mucho y respeta muchísimo el trabajo de todos”.

Cuando le preguntan si el filme es comedia o drama, el madrileño no sabe que contestar. “La verdad es que ni yo mismo lo sé”, confiesa, “Todo dependerá de cómo se edite. Hay casos en que ves la película terminada y no tiene nada que ver con la que te habías imaginado, pero esa es la naturaleza de este trabajo. Ha habido películas mías que me han desilusionado, pero no puedo dar nombres, porque seria una falta de educación, ¿No?”.
Es poco probable que “No es país Para Viejos”, la película de los hermanos Cohen, haya dejado el corazón del actor insatisfecho. Recién estrenada en Estados Unidos, el filme, basado en la célebre novela de Cormac McCarthy, es una carrusel de frenética y sangrienta violencia ejecutada a menudo por las enormes, duras y eficaces manos de Bardem.
Como el asesino Antón Chigurh- una máquina de matar con mirada funeraria y un aterrador corte de pelo- el actor ha dejado a los críticos europeos y americanos como cadáveres en el camino, incapaces de imaginar una elogio mas para ofrecer y susurrando a viva voz la palabra mas importante en Hollywood: Oscar.
Pero Bardem, con su acostumbrada despreocupación, parece hacer oídos sordos. “Esa es una batalla que abren los demás y donde uno entra en forma absolutamente involuntaria. Yo no me pongo la armadura, cojo la espada y comienzo a pelear por premios”, dice. “Hago mi trabajo y, como cualquier actor, espero que a la gente le guste y crea en mis personajes. La del Oscar y los demás galardones es una batalla enorme que exige mucho tiempo, mucha energía y que ni siquiera quieres librar. Tiene cosas muy buenas, pero también otras terribles. Está la excesiva propaganda, la sobre exposición, el hablar constantemente de ti mismo, asuntos que no tienen nada que ver con tu trabajo. ¿Qué me pasa? Que esto no va conmigo. Pero al final la energía que se produce es tan fuerte, que terminas metido en la lucha y defendiendo lo tuyo”.
Eso no significa, claro, que no le gustaría estar en Febrero próximo subido en un escenario con una estatuilla en la mano, dando agradecimientos frente a la realeza de Hollywood. “A todos nos gusta que nos aplaudan y que nos digan que hemos hecho un buen trabajo. Pero de ahí a convertir el Oscar en el lazo que cierra y adorna tu trabajo hay una gran distancia. Claro que me gusta que me den premios, pero sino me los dan me da lo mismo. Lo que quiero es seguir trabajando”.

Las comparaciones entre Bardem y Antonio Banderas son inevitables, mas ahora que posiblemente encarnara al romántico Play Boy en “Nine”, un personaje con que el malagueño arrancó aplausos en Broadway. “No estoy tomando ningún relevo a Banderas”, “ asegura menospreciando cualquier rumor de rivalidad, “Tuve el placer de verlo en ese musical y fue fantástico, un maestro en el escenario. Después fui a saludarlo al backstage y me quedé muy impresionado con su energía y su carisma. No sé qué va a pasar con esa película, pero no creo que yo ni cualquiera pueda ocupar el sitio que tiene Antonio. Yo admiro mucho lo que él hizo, porque siendo un actor con una proyección, una importancia y un peso tan grandes en España, cogió las maletas y, sin hablar inglés, se fue a Estados Unidos a hacer carrera”, agrega.
“Eso me parece de una valentía brutal”, continua, “Antonio dio un paso para hacer su carrera internacional que yo no he dado. No soy lo suficientemente valiente. Y además, le tengo mucho agradecimiento, porque gracias a él mucha gente en la industria cinematográfica giró la cabeza y miró hacia España. Banderas ha sido un héroe y nos ha hecho un gran favor a todos los actores que vinimos detrás de él”.
La relación de ambos actores con Hollywood es muy diferente. Mientras Banderas se ha lanzado a sus brazos sin pensárselo dos veces, aprovechando todos sus placeres y cayendo, en ocasiones, en sus trampas, Bardem continua como un amante desconfiado y algo infiel. “Siento mi relación con Hollywood como la relación de una noche.”, dijo hace algun tiempo en Nueva York, “ Si me están ofreciendo una buena diversión, un buen plan, voy y me acuesto con Hollywoood. ¿Qué es un buen plan? Un buen personaje. No me dejo llevar por esa belleza o riqueza artística que todos le suponen a Hollywood. Eso es algo que ha ido decreciendo cada vez más. Es una industria que hace 500 películas al año y sólo 30 son buenas. ¿Qué pasa con las 470 restantes?? Mierdas de películas, que ahora también copan todas las pantallas en Europa. Estados Unidos siempre ha sido muy hábil robando ideas de otras culturas, lo que trae cosas muy buenas, como la creación de una sociedad multi- étnica y plural, pero también otras muy malas como la falta de identidad, la conquista de otros pueblos, etc…Eso también sucede en Hollywood con los talentos y el cine. Dicen ¿Y éste que suena tanto, quién es? Para acá. ¿Cómo ganan a los actores europeos? Con cheques. ¿Cómo el actor se deja ganar? Con dinero. Pero con eso no tengo ningún problema. El día que haya dinero iré a Hollywood, pero todavía no me lo han dado. Aparte del dinero también hay que pensar en otras cosas. ¿Quién es el que se levanta a las seis de la mañana para hacer un personaje? Yo. Y más vale que el personaje me guste, porque si no lo voy a pasar mal, porque tengo respeto hacia mi trabajo y porque después de filmarla durante tres meses hay que pasar otros seis promocionándola. Esa es la lupa que uso para ver la letra pequeña”.

No es dificil adivinar que su resistencia tiene tambien otras razones.
Para un actor en Hollywood, el éxito viene acompañado de fama, y la fama acompañada de prensa. Y esa es una compañia que Bardem nunca ha buscado. Su desprecio por las imperttinencias periodisticas es legendario y solo queda rogar por aquel periodista que tenga la ocurrencia de inmiscuirse en su vida privada. Este es un hombre que puede provocar mil emociones, incluyendo la del miedo.
Aunque no lee lo que se escribe de él, dice que le llega igual y le enfurece. “Hay gente que vende su vida y allá ellos; que enfrenten las consecuencias. Pero hay otros que no lo hacemos y nos meten en el mismo saco. Eso me parece injusto”, asegura, “. Hay una prensa repugnante, la prensa rosa, que debería ir a la cárcel. Es una práctica que esta denostando la profesión del periodista. En España, el informador es un enemigo tenga el sello que tenga. Todo los medios periodísticos están saturados de ese tipo de información, e incluso profesionales muy serios han cedido al poder del rating. Es algo terrible y se ha llegado a niveles absurdos”.

El actor insiste: “Este es un pescado que se muerde la cola y todos somos responsables. Pero los máximos responsables son los directores de los medios, que dicen ‘bueno, quizás esto no es muy ético pero nos trae seis millones de espectadores’. El día que muera alguien, que alguien le clave un hacha a un periodista porque se ha metido en su baño a grabarle como caga, ahí se darán cuenta de los excesos a que hemos llegado. En nombre de la libertad de información se está atropellando la dignidad de las personas”.
Por lo mismo, de su vida privada no habla- algo que se agradece en esta era de tantas confesiones-, y cuando algun reportero insiste en arrancarle intimidades, mueve su atlético cuerpo incómodo en la silla y se escabulle mediante respuestas que no por generales son menos reveladoras.
“Yo trato a las mujeres del mismo modo que trato a los hombres”, dijo hace unas semanas en Estados Unidos promocionando “El Amor en los Tiempos del Colera” Todo depende de qué tipo de persona eres, como te consideres a ti mismo y como te relaciones con la gente. El amor mas difícil es el amor a uno mismo, y dependiendo de cómo te trates, tratarás al resto”.
Punto final. Siguiente pregunta.

Para hablar de política, sin embargo, no acepta mordazas ni autocensura. Este es un hombre que cuando se trata de Irak, Bush o Zapatero dice exactamente lo que piensa y con todas sus letras. Lo hace, asegura, como ciudadano y no como actor. “Me guste o no, tengo una posición pública y eso no es algo que pueda controlar. Las cámaras están siempre ahí para captar lo que digo, y eso es algo que uso a mi favor y con cuidado”, señala, “Mucha gente puede pensar que hago un uso indebido de mi popularidad para hablar y autopromocionarme, pero me da igual. No doy ningún crédito a esas comentarios; me remito a mis derechos como ciudadano”.
La politica como carrera no le interesa. “Cuando te conviertes en político profesional pierdes la ética”, dice sin rodeos, “La política es la constante manipulación de la opinión de una sociedad e incluso de uno mismo, porque para seguir en el poder tienes que cambiar constantemente de posición. Todos quienes han sido seducidos por el poder de la política, pierden un poco la ética y sobre todo el sentido de humanidad. Como ciudadano estoy exento de ese virus y puedo ver la política como debería ser, como una respuesta a una necesidad social. Usted, señor político, trabaja para mí y tiene que hacer lo que yo como ciudadano quiera, no al revés”.


Asi las cosas, Bardem- para alegria de los politicos, supone uno- continuará adelante como actor, desafiando y confundiendo a cualquiera que intente colgarle algun titulo, no importa si es de “actor de carácter”, “macho man”, o “latin lover”.
Un dia uno se encuentra con la fragilidad romántica de Florentino Ariza en “El Amor en los Tiempos del Cólera”, y al siguiente con la frialdad horrorosa de Anton Chirguh en “No es Pais Para Viejos”, ambos con el rostro siempre cambiante del actor.
“En mi trabajo siempre intento buscar cosas que me pongan incómodo. Es una forma de moverme de mi centro, porque, emocionalmente, no me gusta residir siempre en el mismo sitio”, explica Bardem. “ Si te quedas siempre en el mismo lugar no usas las herramientas que tienes como actor. Dependiendo de tu edad y de tu físico, te lanzan como un producto, como un perfume, como un zapato. A mi eso no me gusta, porque si me muestran de una manera nadie va a ser capaz de verme de otra. Mi trabajo como actor es tratar de cubrir la mayor cantidad de identidades posibles”.
Si ese es su trabajo, bravo Bardem, que bien hecho está.

Esquire España, 2007

Pamela Anderson


¿Quién iba a pensar que la causa del SIDA era tan querida entre los fotógrafos? Al menos un centenar de “paparazzis” llegaron hace unos días a las oficinas de Christie’s en Nueva York para cubrir la conferencia de prensa donde John Demsey, presidente de los cosméticos MAC, lanzo una nueva etapa de la campana Viva Glam con la que, gracias a la venta de un lápiz labial, la compania ha recaudado mas de 44 millones de dólares para el tratamiento y cuidado de aquellos que viven con esta enfermedad.

Aunque hubo médicos y especialistas que hablaron sobre las terribles estadísticas del SIDA, los flashes no comenzaron a brillar hasta que Demsey, visiblemente orgulloso, anuncio la aparición del nuevo rostro de la campana, Pamela Anderson. Empinada sobre altos tacos, enfundada en ajustados pantalones beige de Stella McCartney, su gigantesco busto apenas contenido por dos botones en una ceñida blusa, y el pelo alto y escarmenado como el de una moderna Barbarella, Pamela poso de frente y de espaldas, de izquierda a derecha, y, con la luz de las cámaras todavía sobre ella, hablo de lo orgullosa que se sentía de formar parte de la fundación MAC Viva Glam. “Yo, que sufro de hepatitis C, sé lo importante que es hacerse los exámenes y conocer tu estatus. Es la única forma de tomar decisiones responsables y no arriesgar la propia salud y la de los demás”, dijo con una vocecita aguda y casi infantil, “La información ayuda a detener esta enfermedad para la que todavía no hay cura”.

Esta no es la primera vez que esta actriz, modelo, escritora, productora y sex symbol de 37 anos presta sus considerables encantos para una buena causa. Su celebre cara ha servido para promover la protección de los animales en las campanas de PETA y la comida vegetariana en fotografías que la muestran apenas cubierta con un par de hojas de lechuga. “No importa lo que haga, siempre termino desnuda”, dijo un par de horas después durante esta entrevista, “Es mi destino”. Para Viva Glam, poso frente a la cámara de Michael Thopmson con el símbolo de la campana como un tatuaje pegado en su espalda. “Ahora van a poner la foto en un billboard en Times Square”, anuncio, “es la segunda vez que aparezco ahí sin ropa”.

Esto no debería ser un problema, porque Pamela, que no tiene dudas sobre las razones de su fama, parece siempre bien dispuesta a desnudarse en publico. “Nunca me siento mas cómoda que cuando estoy desnuda”, asegura en la primera de muchas declaraciones algo escandalosas. Y su desnudez no es solo física. Con una honestidad que le valdría ser quemada en la hoguera en lugares menos civilizados, esta mujer habla del sexo con la misma naturalidad con que Martha Stewart habla de la crianza de tomates. Cuando hace algún tiempo una periodista del “Daily Telegraph” le pregunto que tenia que hacer un hombre para conquistarla, ella, con absoluta candidez, respondió, “ ¿Aparte de la penetración?”.

De los constantes vaivenes del tamaño de sus pechos, hasta las gráficas escenas sexuales que promete en su segundo libro, Pamela Anderson contesta lo que le pregunten. Eso la ha convertido en el máximo símbolo sexual de su generación, una multimillonaria superestrella y, como declaro el fotógrafo Sante D’Orazio en una exhibición de sus fotos montada recientemente en una galería de Chelsea, “un icono americano”.

-¿Cómo eliges las causas que vas a apoyar?
-Es algo natural. En el caso de PETA, siempre he amado a los animales y me encanta el sentido del humor de sus organizadores, que siempre hacen campanas con cierta ironía y tocan a muchas personas con esa actitud. En el caso de MAC, hay algo parecido. El “lipstick’ realmente cambia la vida de muchos y afecta a quienes viven con el SIDA y sus familias. Estos son asuntos tan trágicos, tan dramáticos, que a veces para digerirlos necesitas un poco de humor y glamour. Esta es una forma más fácil de acercarse a la gente y hablarles del tema. Me gusta la idea de apoyar a la gente vive con SIDA. Me siento cercana a ellos, porque sufro de hepatitis C. Es muy importante hacerse responsable de la salud propia y la de otros, y no sentirse avergonzado. Si están enfermos, enfrentar a las parejas sexuales o a la propia familia puede ser un paso muy difícil, pero todos somos seres humanos, todos tenemos problemas y nadie es perfecto. Es fácil juzgar a otros, pero siempre hay amigos, parejas o familiares que, por actuar irresponsablemente, afectan la vida de los demás.

-¿Crees que la gente debería ser abierta en ese sentido al iniciar una relación?
-Sí, creo que hay que ser honesto y no exponer a la otra persona.

-¿Aunque eso signifique perderla?
-Si eso sucede, la otra persona nunca fue tuya. La salud y la paz mental es más importante que cualquier otra cosa. Es muy difícil crear una verdadera relación si no se es honesto desde el principio. Es mejor lidiar con las repercusiones de la verdad que con las de una mentira.

-¿De adolescente, hablabas con tus padres de sexo o era un tema tabú?
-Mi madre fue siempre mi mejor amiga. Solía decirme, “No me digas TODO, no necesito saber todos los detalles”. Siempre le conté todo, y creo que es muy importante que los jóvenes sientan la libertad para hablar con sus padres. Nadie es perfecto, y mi familia es muy real, nuestros problemas eran reales, y nunca fuimos como otras familias donde todo parece perfecto y los problemas permanecen escondidos.

-¿Has pagado algún precio por tu honestidad en la prensa?
-Al final, los resultados siempre han sido positivos. A veces digo “Shit, ¿Por qué tuve que decir eso?”, pero al final siempre ha sido una bendición, aunque sea una bendición escondida. Estoy feliz de ser honesta, porque toma demasiado trabajo estar inventando historias. Prefiero decir las cosas por su nombre, actuar con la verdad y enfrentar las consecuencias.

-En ese sentido ¿Qué tan verdadera es la Pamela Anderson que aparece en las portadas?
-No leo tabloides ni me preocupo mucho por lo que dice la prensa, porque en su mayoría es negativo y falso. Creo que a estas alturas la gente se da cuenta que la mayor parte de las historias que se escriben sobre mí son falsas, medio falsas o están puestas fuera de contexto.

-¿Sientes que puedes hacer algo al respecto?
-No, ¿Y que importa lo que digan? Voy a hacer mi vida como me plazca y me voy a divertir viviéndola. Lo mas duro es la presencia constante de los paparazzi. Me siguen cuando estoy en la cancha de fútbol con mis niños, en el supermercado y cosas así, y es muy difícil. En todo caso, no creo que sea mal interpretada o retratada en forma errónea en la prensa, porque todo lo que aparece tiene algo de mí. Soy una mujer que trae problemas, se divierte, y esa es una parte importante de mi vida. Pero también soy muy sana, una gran madre y trabajo muy duro. No le doy mucha importancia a lo que piensa el resto. Estoy segura que hay muchos malentendidos sobre mí, como le ocurre a todos en la industria del espectáculo- nadie sabe como son en realidad las celebridades-, pero no pierdo el sueno por eso.

-¿Cómo fue verte colgada en una galería de arte, como ocurrió con la reciente exhibición de Sante D’Orazio?
-Me alegra mucho ser tomada en serio y que me consideren una obra de arte, porque hasta hace poco esas fotos eran consideradas porno. Ahora, como están en una galería, son arte.

-¿Es todo un asunto de contexto?
-No; son realmente artísticas. Estoy muy feliz por Sante y las fotos me parecieron magnificas.

-¿Que te pareció el titulo de la exhibición, “Icono Americano”?
-Raro, porque soy canadiense. Pero esa es la “American Way”.

-¿Que sientes frente a la idea de aparecer desnuda en un Billboard en Time Square?
-Desnuda, nuevamente. Estoy muy excitada. Esta es la segunda vez que estoy desnuda en Times Square. La primera fue para la campana de PETA, ‘Mejor Desnuda que con Pieles’. Esta pose es parecida…Me gustaría estar desnuda todo el tiempo.

-¿Tu nuevo novio, Stephen Dorf, te apoya en todas estas empresas?
-Stephen se apoya en todo lo que hago…Bueno, en realidad en este mismo momento esta en cama durmiendo, pero esta aquí en espíritu. Me apoya durmiendo- agrega riéndose.

-La campana de MAC aparece junto con tu nueva serie, “Stacked”…
-Sí. No fue planeado, pero resulto así. Es un ‘sitcom’ donde interpreto a una mujer que esta cansada de salir con rockeros, musicos y actores- la historia de mi vida-, y que decide buscar trabajo en una librería, el ultimo lugar donde piensa encontrar un tipo ‘hot’. Estamos grabando frente a audiencia en vivo y es la primera vez que lo hago. Es un desafío
.
-¿Es verdad que van a convertir tu primer libro en una película?
-“No, no quiero hacerlo. Hay productores interesados, pero no estoy segura…Acabo de terminar mi segundo libro, que es una continuación del primero, y quiero hacer otro libro inmediatamente después. Este segundo es realmente bueno, tiene mucho sexo…”

-¿Que te motivo a escribir?
-Quería pasar la mayor parte del tiempo posible con mis niños. Ellos son mi primera prioridad, los llevo al colegio, a los campeonatos de fútbol…. No quería escribir una autobiografía, porque pense que seria aburrido y la gente iba a pensar que estaba inventando cosas, así que decidí llamarlo ficción.

Pamela firmo un contrato de dos millones de dólares con una editorial por los dos libros, una muestra mas de que en su cabeza hay espacio para algo mas que una larga melena rubia. “Hoy en día leo todos mis contratos y firmo todos mis cheques”, dice.

-¿Y antes no lo hacías?
-No, antes confiaba en todo el mundo. Supongo que es porque soy canadiense.

Aparte de sus incursiones en la literatura, la mujer mas buscada de la Internet –180 millones de hits, según las estadísticas de Google- ha lanzado una serie de productos con su nombre, desde ropa interior a velas aromáticas. Todos, según ella, reflejan su “filosofía de vida”.

-¿Y cual es tu filosofía de vida?
-Básicamente, soy un espíritu libre. Soy el reflejo de todas las mujeres. Mi filosofía es que puedes tener hijos, usar ropa interior sexy y llevar adelante una carrera. Puedes hacerlo todo. El problema es que hay mucha gente que cree que no soy mas que un par de pechos con piernas y que no tengo idea que estoy haciendo.

-¿Eres ambiciosa?
-Nunca fui una mujer ambiciosa. Ni siquiera tenia mucha autoestima. Nunca participe en concursos de belleza ni use maquillaje hasta que viaje de Canadá a Los Angeles. De hecho, esa fue la primera vez que viaje en avión. Cuando llegue, me dijeron que fuera directamente a la mansión Play Boy, pero preferí quedarme en un hotel. Pense que la mansión iba a ser un lugar demasiado loco. Al final igual la visite.

-¿Y fue tan loco como pensabas?
-Oh, si, fue loco y divertido. Me sentía muy inhibida en un principio, y por eso pense que si posaba para Play Boy perdería mis inhibiciones. Al principio no quería sacarme la ropa. Lo hice gradualmente, y al final de la semana ya había posado tanto que tuvieron que detenerme antes de salir a la calle desnuda. Funciono. Perdí toda mi timidez.

-Y luego vino “Baywatch”…
-Nunca imagine que un show tan tonto se iba a convertir en un fenómeno mundial. Pense que iba a estar de vuelta en Canadá en cualquier momento…Pero una cosa llevo a la otra, aunque nunca hice planes a futuro. Las cosas se fueron dando, fui paso por paso, y así he construido mi carrera. Sé que no soy una gran actriz y no me miento a mi misma. No quiero ser tomada en serio. No demasiado en serio, al menos.

-¿Por eso de pronto apareces con los “looks” que usas?
-Claro. El vestido negro de hule que lucí en la entrega de premios MTV, por ejemplo, no pretendió ser un testamento de moda. Lo hice para divertirme. Detesto salir de shopping, mi estilista elige todo y me lo trae para que yo elija. Me gusta la ropa clásica que puedo usar durante diez anos, Hermes, Gucci, Stella McCartney. ¡Adoro Stella McCartney!.

-¿Que es lo primero que te sacas cuando quieres verte sexy?
-Mi maquillaje.

-¿Y que te pones?
-Nada. Quedo al natural.

-¿Cómo te mantienes en forma? ¿Haces alguna dieta?
-No creo en privaciones de ninguna especie. Como de todo y no hago mas ejercicio que perseguir a mis dos niños en la cancha de fútbol. Soy una persona normal, pero me doy cuenta que mi vida no es lo que la gran mayoría llamaría ‘normal’. Para mis hijos, sin embargo, lo es.

-Por ultimo, ¿Estas contenta con el tamaño de tus pechos?
-Es lo único que me he hecho y estoy muy contenta con los resultados.

Cosas, 2007

Tommy Hilfiger


TOMMY HILFIGER, 58, DISEÑADOR DE MODAS

-El éxito te da autoestima. En el colegio mi autoestima era muy baja porque era malo para los deportes y tenia poca altura. Cuando empecé a triunfar en los negocios adquirí confianza y aprendí a creer en mí mismo.

-Me he dado cuenta que puedo tener éxito en lo que me proponga. Podría ser un estupendo ejecutivo musical o productor de cine; podría ser miembro de una banda de rock, actor, artista. Podría ser un excelente conductor de taxi o mesero. Podría hacer lo que sea y siempre lo haría bien.

-Mi padre fue siempre muy critico conmigo, pensaba que no servia para nada. Yo también pensaba que era un ‘looser’, un perdedor, pero en el fondo de mi corazón sabia que no era así.

-Siempre fui ambicioso. Me interesaba ganar dinero, porque mi familia no lo tenia y desde un principio tuve que ganarlo para comprar mi ropa, mi auto y costear el estilo de vida que quería vivir. Trabajé en una gasolinera, en una tienda de deportes y cortando el césped de los vecinos.

-No importa en qué parte del mundo te encuentres, hoy todos somos iguales y vivimos de la misma forma. Todos bebemos Coca- Cola, conducimos el mismo Mercedes, Toyota o Porshe, llevamos un Rolex o un Cartier en la muñeca y usamos zapatillas Converse. No es bueno para el mundo, pero es bueno para mí como marca y hombre de negocios.

-El pasado es pasado. Tiene cosas buenas, otras malas; algunos errores y algunos aciertos. Es mejor disfrutar el presente y concentrarse en el futuro.

-Mi hija es artista, mi hijo músico, y aunque el mas pequeño todavía es muy joven, creo que se dedicará al negocio de la moda. Mi padre nunca me apoyó, y yo he tratado de hacer lo opuesto con mis hijos. Lo que hagan, ahí estoy para apoyarlos..

-Mi padre no quería que fuera diseñador. Prefería que me dedicara a las leyes o la medicina. En cambio, me dejé crecer el pelo, comencé a vestirme como una estrella del rock, y puse una tienda de jeans.

-Decepcioné a mi padre, claro.

-Adoro la música desde que era adolescente. Me sentaba en mi habitación a escuchar mis discos y observaba las fotos de los Rolling Stones y Jimmy Hendrix. Mi sueño era verme como ellos.

-Siempre pensé que las estrellas del rock tenían una gran vida. Viajes, autos caros, hermosas mujeres, fabulosas casas….Pero después de un tiempo me dí cuenta que ese tipo de vida involucra mucho trabajo y responsabilidad.

-Ya no salgo tan a menudo. Hago yoga, duermo la mayor cantidad de horas posibles y actúo con moderación. No me interesa ir a un concierto rock; prefiero verlo por televisión.

-Mi casa en Mustique es un paraíso. Ahí vivo un lujo primitivo, un lujo descalzo. No tengo que preocuparme del tráfico o de llamados telefónicos.

-En el mundo de la moda es fácil dejarse llevar por la tormenta. He visto a muchos naufragar y quiero evitar que me suceda a mí. Al final de cuentas es tu elección: te ahogas o llegas a tierra.

-El lujo y la calidad se siente de una manera muy distinta en la piel. Cuando salgo de la ducha quiero la mejor toalla. Si me pongo una camisa, quiero que sea del mejor algodón.

-Todos los días uso un traje, que es lo mas fácil. Con o sin corbata. Camisa blanca o azul.

-Ya no me pongo nervioso antes de un desfile. Solo me aseguro que todo esté en su lugar; no quiero ver modelos cayendo de la pasarela o que la ropa luzca mal. He estado en este negocio durante veinte años y solo trabajo con gente extremadamente profesional.

-No me interesa la reacción de la prensa sobre mi trabajo. La opinión de los críticos no hace gran diferencia.

-Hace tres o cuatro años tuve una muy mala critica en “The New York Times”, que me produjo mucho enojo y frustración. Después me dí cuenta que no valía la pena desperdiciar mi energía en algo así. Era una critica que no merecía ni un solo minuto de mi tiempo.

-Hasta que Bush se convirtió en Presidente, nunca me interesó la política. Estoy tan desilusionado del sendero por el que ha llevado a este país, sobre como somos percibidos ahora en el resto del mundo, que decidí involucrarme.

-Hubo un momento en que todos amaban América. Ahora todos nos relacionan con balas, armas y tortura. Es terrible.

-La persona adecuada puede cambiar las cosas. Para mí esa persona es (Barack) Obama.

Esquire Espana, 2008

Saturday, January 10, 2009

Beyonce Knowles


Ni Jennifer Lopez con sus mil y un romances, ni Britney Spears con sus promesas subidas de tono, ni Christina Aguilera con sus provocativos atuendos, pueden siquiera asomarse al tipo de fama que por estos días esta viviendo Beyoncé Knowles. De la nueva generación de estrellas, esta jovencita de 23 anos con voz de ángel y cuerpo de “femme fatale” es, sin duda, la más brillante, la que mejor ha planeado su carrera y, más importante aun, la que mayores posibilidades tiene de sobrevivir el implacable paso del tiempo.

Esto no es casualidad. Beyoncé supo que quería ser una estrella antes incluso de aprender a caminar, y cuando a los nueve anos le dijo a su familia que sus planes iban en serio, su padre, Matthew Knowles, en un inspirado cambio de carrera, abandono su puesto como exitoso director de ventas para una compania en Texas y se convirtió en el flamante manager de su hija. Desde entonces, cada paso ha sido cuidadosamente estudiado; cada portada, entrevista, declaración y proyecto, forma parte de una minuciosa estrategia, y como resultado Beyoncé ha logrado escapar sin rasguños de las garras de la prensa y de los críticos y se ha lanzado, sin problemas, a los brazos de millones de fanáticos que la adoran de Tokio a Buenos Aires. Su fama es global, y sus multimillonarios contratos con L’Oreal y, mas recientemente, con Tommy Hilfiger- que le pago casi 4 millones de dólares para que se convirtiera en el rostro de su nuevo perfume, “True Star”- la han catapultado a una celebridad aun mayor.

En medio de este glamoroso huracán, y aunque no sale a la calle si no es acompañada por un “entourage’ de diez personas, incluyendo dos gigantescos guardaespaldas, Beyoncé sigue teniendo el aire sencillo y hasta tímido de una adolescente y, aparentemente al menos, esta lejos de caer en las trampas de su propio éxito. La Biblia continua siendo su fuente de inspiración, frases como “gracias a Dios” o “estoy bendecida” abundan en sus entrevistas, y ni siquiera su romance con Jay-Z, el ídolo del hip-hop de 34 anos que es desde hace mas de un ano su novio estable, ha conseguido arrastrarla a la primera pagina de los tabloides. Este ultimo verano, la pareja paso sus vacaciones en un yate anclado en St. Tropez, y las fotos publicadas en la prensa americana y europea los mostraron como el epitome de una nueva realeza, el en cubierta con un habano en la mano mientras ella tomaba el sol en un minúsculo y dorado bikini.

A diferencia de otras divas, Beyoncé no discute su vida privada frente a periodistas. Y aunque en sus conciertos y videos aparece ligera de ropas y agitando su famoso “derriere” con una energía que haría palidecer de envidia a la propia J.Lo, tampoco habla de su condición de “símbolo sexual”, excepto para asegurar que, si existe, no es intencional.

Esta entrevista se realizo en la oficina de Tommy Hilfiger en Nueva York, y como todas las entrevistas con celebridades en estos tiempos tuvo la intención de promover un producto, en este caso el perfume “True Star”. Beyoncé se instalo en un sofá con sus pies bien encumbrados en un par de sandalias de taco, su espectacular figura envuelta en un par de jeans y un top dorado con un broche de brillantes, enormes argollas como aros, el pelo amarrado en una cola de caballo y perfecto maquillaje. Detrás de ella estaba la fotografía oficial de la campana, captada por Mario Testino, que la muestra lanzada en el piso, en blanco y negro, y mirando con seductora inocencia hacia el lente. “Querían mostrarme como nunca antes, y creo que lo consiguieron”, dijo ella mientras ponía su cartera Gucci en el piso. En una habitación contigua estaban las amigas y parientes que la acompañan a todas partes, y por las oficinas se paseaba su pequeño perro poddle blanco.
Una entrevista con una estrella de este calibre es un asunto de máxima importancia para sus managers, promotores y agentes, y por lo mismo había al menos cuatro presentes. Todas mujeres y todas sentadas frente a ella, atentas a cada una de sus respuestas, asintiendo con cada una de sus declaraciones y riendo con cada una de sus bromas.

En la mitad de la conversación apareció Hilfiger, radiante en un traje beige y con su permanente e inmaculada sonrisa estampada en la cara. “ Conocí a Beyoncé cuando tenia 16 anos y actuó junto a ‘Destiny’s Child’ en uno de los primeros desfiles de ‘Tommy’. Pense que era una verdadera estrella, hermosa, talentosa y muy dulce. Y por eso, cuando creamos ‘True Star’, fue la única que se me vino a la cabeza”.

-¿Que significa ser una verdadera estrella?
-Una verdadera estrella- dijo Hilfiger- es alguien que tiene seguridad, carisma, talento y cierto grado de belleza.

Beyoncé sonrió y agrego que “las verdaderas estrellas tienen un aura positiva, un brillo especial que ilumina a otros. Tienen talento, aunque no tiene por que ser musical, y tienen cerebro. Es algo indescriptible que los hace sobresalir en cuando entran a una habitación y que tiene mucho que ver, creo, con sentirse cómoda consigo misma”.

-¿Se puede crear una estrella?
-No, no- explico la cantante- Las estrellas nacen estrellas.

“Lo primero que le diría a los jóvenes seria que se pusieran una meta, que establezcan sus prioridades y las mantengan pase lo que pase y sin importar lo que digan los demás”, aseguro Beyoncé- “Si una tiene un amor o una pasión, tiene que ser paciente porque las cosas no suceden cuando uno supone que tienen que pasar, sino cuando es el momento preciso”.

-Tu tuviste tus metas claras desde que eras niña. ¿Que tan importante fue el apoyo de tu familia para lograrlas?

-Fue muy, muy importante. Conozco historias de gente que no tuvo ese apoyo y aun así tuvieron éxito, así que es posible. Pero yo fui muy afortunada y estuve bendecida con el apoyo de mi familia. Al principio, mi gran apoyo fue mi profesora de danza, y cuando cumplí diez u once anos, mis padres renunciaron a todo para apoyar mis sueños.

-Fue un gran riesgo…
-Enorme. De locos. En ese momento no entendí las ramificaciones, pero ahora lo veo y pienso ¿En qué estaban pensando?

-¿Harías algo así por tus propios hijos?
-Absolutamente. Ese es el ejemplo con el que crecí, y creo que haría lo mismo. Pero si pudiera elegir- y aunque apoyaría a mis hijos en lo que quisieran hacer- no les sugeriría que hagan lo que yo hago.

- ¿Por que?
-Porque la tensión es demasiada, es un trabajo muy duro. Cuando mi hermana menor me dijo que quería ser cantante, mi reacción inmediata fue “!Oh, no!”. Le dije que seria una buena idea que me acompañara como bailarina en mi gira, pensando que, quizás, cuando tuviera que levantarse a las seis de la mañana, cuando estuviera cansada y aun así tuviera que salir al escenario, cuando no quisiera sonreír y tuviera que seguir haciéndolo, ya no seguiría sonando con ser cantante, pero la estrategia no resulto. Algunas personas nacen para algo, y si ella tiene el talento necesario hay que apoyarla, porque es un regalo de Dios.

-¿Que tan serios son tus planes de convertirte en actriz?
-Hice un par de películas- Austin Powers y the Fighting Temptations-, y ahora estoy filmando “El Regreso de la Pantera Rosa” con Steve Martin y Kevin Klein. Eso es muy excitante, porque he estado rodeada de actores ganadores del Oscar, gente que sabe mucho de drama y actuación. He aprendido muchisimo y ha sido un desafío. A veces es difícil combinarlo con mi carrera de cantante, pero cuando una siente pasión se hace tiempo para todo. Además, me entrego cien por ciento a todo lo que hago, no importa si es un nuevo álbum, un comercial o una película. Todo lo que hago es importante para mí. Pero estoy recién empezando a actuar y siento que aun no tengo la suficiente experiencia. Sé que puedo cantar con cualquiera y me voy a sentir segura de mi talento. Pero en la actuación me queda mucho…

-Te inhibe trabajar con gente como Steve Martin o Kevin Kline?
-Sí. Generalmente cuando se filma una película, lo primero que hacen los actores es leer el guión en conjunto con todos los ejecutivos. Es muy intimidante. Eso siempre me asusta. Pero cuando empieza la actuación las cosas se relajan, especialmente cuando se trabaja con comediantes. Mientras más se divierte una, mejor. Steve Martin es muy diferente a Mike Myers. Cuando Mike estaba en personaje, hablaba y actuaba como el dentro y fuera de la cámara. Steve Martin es muy profesional, y entre tomas vuelve a ser el mismo.

-¿Tienes un profesor de drama?
-No. Podría tener uno, pero cada vez que he hecho una película me han dicho que no es necesario. Es como cantar; algo que sale natural. Creo que no me haría mal tomar clases de actuación, pero no tengo tiempo y para los roles que he tenido no ha sido necesario. Pero en el futuro me gustaría tener papeles más dramáticos y estudiar.

-¿Cómo ha afectado el Oscar de Halle Berry a las estrellas afro-americanas?
-Ha tenido un efecto absoluto. Todo esta cambiando. Incluso lo que me ha sucedido a mí, con este perfume, con las portadas en las revistas, es increíble. Pero hay mucha gente que abrió puertas para Halle y para mí también. Sin Aretha Franklin o Diana Ross, quizás no estaría donde estoy. Ellas abrieron puertas para mí.

-¿Sientes la responsabilidad de ser un modelo para los jóvenes afro-americanos?
-No pienso mucho al respecto. No estoy demasiado preocupada sobre asuntos de raza y color, pero me entusiasma mucho ver todo lo que pasa y los cambios que estamos viviendo.


-Ahora estas en el numero 19 de las personas más importantes del espectáculo según la revista Forbes…
-¿Verdad? No sabia…

-¿No sabias?
-No, no tenia idea.

-¿Ves en ti misma a esa mujer exitosa, poderosa que todos ven en ti?
-Hay momentos en mi vida en que veo a gente reaccionar frente a mí de cierta manera y no lo entiendo. Pero no pienso al respecto. Hace un par de días lanzamos el perfume en Londres y veía como me miraban las niñas y las adolescentes, y me parecía tan extraño, tan raro. Creo que una nunca se acostumbra a esa atención. Es agradable, halagador, pero también muy raro. A veces se me olvida quien soy, ¡Mi familia se olvida!

-¿Sientes la presión de lucir tal o cual diseñador, considerando que usando su ropa creas un gran impacto en sus carreras?
-Estoy de acuerdo en que crea un impacto. Y por lo mismo creo que si una tiene un sentido de la moda, debería hacer su propia línea. Si una sale y usa la ropa de un diseñador y esa ropa obtiene atención, ¿Porque no hacerse ese favor a sí misma?

-¿Estas planeando lanzar tu propia línea?
-Sí, el próximo ano.

-¿Trabajas con estilistas o tu eliges tu propia ropa?
-Yo decido y mi madre, que diseña muchos de los vestidos que uso en mis shows, elige mucha de mi ropa. Uso a todos los diseñadores. Me encanta el glamour, especialmente el viejo glamour de Hollywood, y trato de mezclarlo con una sensibilidad mas joven y moderna.

-¿Que es lo mejor de ser Beyoncé?
-Esa es una pregunta difícil. Hay mucha gente con talento y sé que estoy bendecida por las oportunidades que se me han dado. Me siento tan feliz por todas las cosas que he hecho, y sé que cuando envejezca voy a tener muchas cosas que contar y mostrar a mis hijos. Todos mis logros están documentados, tengo videos, fotos, y eso es muy agradable. Tengo una vida muy, muy interesante.

-Ahora, después de mucho tiempo, estas grabando nuevamente con “Destiny’s Child”…
-Sí Comenzamos a grabar hace dos semanas, y esperamos sacar el CD a fines de ano. Es muy excitante, porque el ultimo que grabamos juntas fue hace cuatro anos. Es un desafío mucho mas grande, porque las tres integrantes del grupo hemos cambiado, nuestras voces y nuestros gustos han cambiado también, pero eso ha agregado nueva profundidad a nuestro sonido. Sacar un nuevo álbum ha sido una sorpresa para mucha gente, porque nadie creía que lo haríamos. Pero nos prometimos a nosotras mismas que sin importar cuantos CD’s vendiéramos como solistas, volveríamos a reunirnos, y lo hemos cumplido, borrando ese estereotipo de que las mujeres no pueden trabajar juntas ni apoyarse mutuamente. Nosotras lo estamos haciendo.

-De las tres, tú eres la más exitosa y la que más ha vendido individualmente. ¿Cómo afecto eso en tu relación con las otras dos integrantes del grupo?
-Hemos estado juntas desde que teníamos nueve anos, somos amigas y sabemos como comunicarnos entre nosotras. Además, no diría que yo he sido la más exitosa. El éxito es diferente para cada persona, nos respetamos mutuamente y aceptamos nuestros distintos puntos de vista. No tenemos problemas.

-¿Cómo ha sido tu experiencia trabajando con gente como Tommy Hilfiger o Mario Testino?
-Es surreal. Mi primer traje de baño fue Tommy Hilfiger, y pense que era lo más glamoroso que podía tener. ¡El traje de baño y las sandalias! Y ahora, trabajando con él, hablando de su vida, escuchando sus historias, ha sido increíble. Y también un honor, porque no muchos diseñadores piensan en una mujer afro-americana cuando crean una fragancia. Para mí, es una gran oportunidad.

-¿Te sientes cómoda con tu imagen de símbolo sexual?
-Nunca he dicho que quiero ser un símbolo sexual, y no es algo que haya decidido. Creo que Dios quiere que celebremos nuestros cuerpos, pero sin comprometer nuestro cristianismo.

Cosas, 2007

Cindy Crawford


Cindy Crawford dice que sin dos horas de maquillaje y peinado, y más de un retoque en las fotografías, ni siquiera ella reconoce a la “Cindy Crawford” que desde hace casi dos décadas es uno de los rostros más identificables del planeta. Esto, claro está, tiene más que ver con cierta modestia que con la realidad porque, frente a frente, en uno de los estudios donde se grabó el nuevo comercial de “Ripley” en Los Angeles, Cindy Crawford se ve, bueno, exactamente como Cindy Crawford
Ahí están sus profundos ojos castaños enmarcados en un par de cejas bien delineadas que recuerdan a otra Crawford –Joan–, sus labios perfectos, sus envidiables pómulos, la melena oscura que cae sobre sus hombros con la naturalidad que sólo un corte de pelo de 500 dólares puede conseguir y, por supuesto, ahí está también el lunar junto a su boca que la convirtió en la superestrella de la moda y la publicidad. Su actitud es amistosa, pero más que nada profesional. Esta no es una mujer que dé entrevistas porque necesita publicidad, y cuando le recordé que hace algunos años obtuve siete minutos con ella –sí, siete– para promover un reloj, ella contestó con toda naturalidad: “¿Siete? ¡Eso es mucho tiempo!

Hay quienes dicen que Cindy, a los 38 años, ya no es lo que era. Pero su fama continúa indestructible, y apenas pone un pie en cualquier avenida del mundo, son muchos los que siguen gritándole “I love you”. A diferencia de otras supermodels, Cindy se preocupó de crear una marca con su nombre, y tuvo tanto éxito que a mediados de la década pasada “Vanity Fair” aseguró que su salario ascendía a entre siete y 12 millones de dólares al año.
Hoy día, según dice, su prioridad son sus hijos –Presley, de 5 años, y Kaia Jordan, de 4– y su marido, Rande Gerber, propietario de los bares “Sky” y “Whisky” en Los Angeles, Nueva York y otras ciudades norteamericanas. Aun así, su nombre sigue apareciendo insistentemente en los diarios y muchos continúan obsesionados con “la chica del lunar”.

–¿Todavía te interesa la moda y el modelaje? –Sí, creo que sí. Ahora que tengo niños, trabajo menos. Entonces, cuando lo hago, lo disfruto más. Me encanta ser madre, pero, cuando vengo a trabajar, es como si alguien me estuviera cuidando. Es trabajo, pero también es diversión. Es satisfactorio hacer algo para lo que tenemos talento, y yo sé hacer bien lo que hago. Me ayuda a mi autoestima.

–¿Pasas mucho tiempo con tus hijos?
–Sí, definitivamente. Pero además tengo mucha ayuda, de otro modo no podría trabajar. Hoy día, por ejemplo, mi marido está en la casa y tenemos una nanny también.

–¿Con qué criterio eliges tus trabajos?
–Lo primero es, por supuesto, que quieran trabajar conmigo. Eso es lo que sucede normalmente: los clientes me llaman a mí, no al revés. Veo mis horarios, porque no me interesa trabajar todos los días. El dinero, obvio, también es importante. Pero lo principal es que el proyecto corresponda a la marca Cindy Crawford, que tenga sentido con mi imagen. Por ejemplo, no creo que una campaña de cigarrillos tenga que ver con Cindy Crawford, sin importar cuánto dinero haya involucrado.

–¿Tu idea del éxito es la misma que cuando empezaste tu carrera?
–No. Nunca fui una de esas niñas que sueñan con ser modelos, ni siquiera se me había pasado por la mente. Cuando se presentó la oportunidad, la tomé porque pensé que sería una buena manera de viajar, ganar dinero, conocer gente famosa… Pero jamás pensé en esto como una profesión. En ese tiempo la carrera de una modelo terminaba a los 25, y después había que conseguir un verdadero trabajo. Pero la industria cambió y he sido capaz de envejecer y seguir siendo, si no una modelo, al menos un rostro. En estos días, cuando las empresas contratan a una modelo, lo que realmente buscan es una personalidad.

–¿Por qué no se ha repetido el fenómeno de las supermodelos como tú, Naomi, Linda, Christy…?
–Creo que se repetirá, pero aún no ha sucedido. La razón de la popularidad de las supermodelos de esa época se debió a que las actrices querían ser tomadas en serio, entonces se vestían muy sencillas, no querían ser fotografiadas ni aparecer en campañas de cosméticos. Las modelos ocupamos su lugar y dijimos: “¡Nosotras queremos ser glamorosas, queremos ser fotografiadas!”. Diseñadores como Versace quedaron encantados con la idea y, además, fue el inicio de la moda en televisión, que era algo que no existía hasta entonces. Por ahora es difícil que ese momento se repita, porque el mundo está obsesionado con las celebridades. Ha sido terrible para la nueva generación de modelos, porque en los últimos cinco años no han podido ocupar las portadas de las revistas.

–¿También ha afectado en términos económicos?
–Esa es otra razón por la que el fenómeno de las supermodelos no se ha repetido. Los diseñadores no quieren volver a pagar los precios que nos pagaban ni dar tanto poder a sus modelos. Versace nos pagaba una fortuna, nos hacía viajar en el Concorde, estábamos en primera clase en todas partes… Finalmente pensaron que no malcriarían a las nuevas modelos como lo habían hecho con nosotras. Yo, Christy, Claudia, Linda, Naomi, vivimos un momento muy especial, inolvidable.

–¿Todavía son amigas?
–Incluso cuando estábamos todas modelando, no trabajábamos demasiado tiempo juntas. Yo podía estar fotografiando trajes de baño en Tahiti, mientras Naomi estaba en Nueva York y Linda en Europa. Todavía mantengo contacto con Christy, pero es la única. Veo a Naomi a veces, pero llevamos una vida muy distinta. Aquí estoy yo, mamá con dos niños, y ella, bueno, sigue siendo Naomi.

– ¿La celebridad tiene algo bueno y algo malo?
–Lo bueno es que una puede conseguir una reserva en cualquier restaurante…

–¿Eso es todo?
–Bueno, si mañana fuera al aeropuerto y nadie me mirara, me sentiría extraña, he sido famosa por mucho tiempo. Hay un elemento en la fama que es muy satisfactorio para la autoestima, alimenta el ego, pero en mi vida cotidiana no aporta nada de valor. Cuando era más joven sentía la presión de responder a las expectativas que creaba mi imagen. La gente está acostumbrada a ver mis fotos con retoques, dos horas de peinado y maquillaje, y las personas reales nunca se ven así. Solía sentir que la gente iba a desilusionarse de mí y que nunca iba a ser capaz de cumplir con la idea que los demás tenían de Cindy Crawford. Pero una de las cosas buenas de envejecer es que te das cuenta de que eso no tiene mayor importancia.

–¿Lees lo que la prensa escribe sobre ti?
–A veces, cuando siento que lo necesito.

–¿Y lo que se dice de otras celebridades?
–Leo “People” y revistas así, porque quiero saber qué está pasando. De otro modo no tendría idea quién es Lindsay Lohan, porque nunca he visto sus películas, que son para adolescentes. No quiero ser uno de esos padres que preguntan ¿quién es Eminem? Quiero ser contemporánea, saber qué está pasando. Pero no creo todo lo que leo en esas revistas, porque he leído cosas sobre mí que son totalmente falsas.


–¿Cómo reaccionas cuando hablan mal de ti?
–Depende si son hirientes o no. Alguien escribió que mi marido me había propuesto matrimonio en un avión privado y que me tenía preparado mi plato favorito de frutas. Nunca he sido una de esas modelos que comen sólo fruta, y mi marido no me propuso matrimonio en un avión. Es mentira, pero no me afecta porque no es hiriente. Pero esto es algo que involucra a todo el mundo. Todos estamos expuestos a rumores y chismes. Lo único que me importa es no herir a mi familia o mis hijos. Además, la memoria de la gente se está haciendo cada vez más corta. Ahora los escándalos duran un día, es un proceso cada vez más rápido.

–¿Sientes responsabilidad respecto a lo que dices o haces sabiendo que hay tanta gente observándote? –Sí, no es algo que me guste, pero lo siento. Lo positivo es que puedo apoyar causas como la lucha contra la leucemia, que es un tema que me interesa porque mi hermano murió debido a esa enfermedad. Ser una celebridad me permite crear conciencia y recaudar dinero para esa causa. Lo negativo es que muchas veces prefiero mantenerme en silencio. La gente me pregunta, por ejemplo, por quién voy a votar, pero incluso si estuviera segura no lo diría. No quiero influir a nadie con mi opinión en temas en los que no soy una experta y por los que no siento pasión.

–¿Que tipo de temas te apasionan?
–El derecho al aborto, por ejemplo, o el cáncer de mama que es un tema de la mujer.

–¿Ves un fin a tu carrera?
–Creo que seguiré adelante mientras lo que haga tenga sentido con lo que soy. Si no es así, probablemente haría otra cosa.

–Tú siempre pareciste un poco lejana al mundo de la moda… ¿Es sólo una percepción o es verdad?
–Creo que es verdad, porque el modelaje siempre fue un gran trabajo, pero no era mi vida.

–¿Te gusta el mundo de la moda?
–Es el mundo que conozco, pero no respiro moda ni pienso en el tema todo el día. Además, durante las grabaciones o sesiones de fotos estoy rodeada de mi estilista, mi peluquero, que son también mis amigos. Es una vida agradable, pero al final del día digo “muchas gracias” y me voy a mi casa junto a mis hijos. Para mí, ha sido siempre muy importante mantener mi vida profesional separada de mi vida personal, y creo que las relaciones muy estrechas con la industria impiden que eso suceda. Nunca salí con un fotógrafo, no fui a fiestas con diseñadores y cosas así… Lo hice a veces, pero cuando terminaba, regresaba a mi casa.

–¿Esa es la forma en que te educaron?
–Estoy segura de que mi madre me mataría si sintiera que los humos se me fueron a la cabeza. Pero también es una cosa de personalidad. Yo siempre fui la modelo que estaba leyendo un libro en los “fashion shows”, en vez de estarme comportando como una diva. No sé, quizás se debía a que era insegura, aunque todo el mundo es inseguro en cierto modo. No creo en mi propia imagen. ¿Has visto cómo Naomi entra a una habitación y se apodera de ella de inmediato? Yo nunca fui así. Siempre pensé: “Qué bueno por ella, consigue todo lo que quiere porque lo pide”, pero mi actitud era totalmente distinta.

Cosas, 2006

Philppe Starck


Puesto simple, Philippe Starck es el diseñador mas celebre del mundo. Durante las dos ultimas décadas sus diseños se han apoderado del mundo y han cubierto, sin limites ni prejuicios, desde autos a cepillos de dientes, definiendo, de paso, una nueva modernidad. Sus fanáticos viajan con maletas, zapatos, lentes y equipos electrónicos Starck, y a menudo ocupan una suite en el Royalton, el Paramout o el Hudson en Nueva York, el Mondrian en Los Angeles, el Faena en Buenos Aires o el Sanderson o St. Martin’s Lane en Londres, algunos de los hoteles que ha creado. El elaborado dramatismo de sus espacios- incluyendo blancas cortinas de treinta metros de alto, gigantescos candelabros, sillas Luis XVI con cuernos y forradas en pieles de animal, y un minimalismo que no tiene nada de simple- ha sido imitado hasta el cansancio. Hoy en día, de Buenos Aires a Kuala Lumpur, es imposible encontrar un hotel boutique que, con menos recursos e ingenio que los de Starck, no parezca una deslavada copia de sus obras.

Durante largo tiempo, el diseñador francés se negó a aceptar proyectos residenciales, convencido de que cada uno debe ser el arquitecto de su propia vida. Sin embargo, hace un par de anos cambio de opinión y, junto al empresario británico John Hitchcox, fundo una constructora llamada “YOO” que actualmente esta construyendo edificios en una decena de ciudades en tres continentes, incluyendo Nueva York, Buenos Aires, Boston, Londres, y Miami. Su primer condominio, “Icon”, en Miami Beach, se convirtió rápidamente en el edificio mas comentado de los últimos anos, una enorme torre de cristal y acero de cuarenta pisos frente a la bahía de Key Biscayne que aumento de precio hasta tres veces antes de ser terminada y que lleva el sello Starck por sus cuatro costados. Hace algunas semanas, Starck llego nuevamente a Miami para presentar su segundo proyecto, “Icon Brickell”, en el distrito financiero de la ciudad.

-¿Cómo está, Starck?
-Estoy maravillosamente. Soy el prototipo humano ideal, no tengo fallas. Soy perfecto.
-Eso es lo que mucha gente dice de usted…

-Sí, es lo que mucha gente estúpida dice sobre mí, porque no me conocen.
-¿Por que decidió finalmente comenzar a diseñar edificios residenciales?
-De todas las cosas que uno puede comprar, pocas son tan definitivas e importantes como un departamento. La mayoría de los planos de los edificios actuales vienen del siglo 18 y no entiendo como alguien puede sobrevivir en lugares tan obsoletos. Con una pequeña ayuda de su amigo- es decir yo- los clientes de YOO evitan cometer errores, pero ellos siguen siendo los responsables de crear su propio hogar y sus propias vidas. Uno debería ser capaz de diseñar su propia vida y rechazar cualquier vida prefabricada No creo en el diseño residencial; de hecho, me parece una terrible idea. Sin embargo, mi diseño en los espacios públicos de nuestros edificios es muy fuerte, y por eso sus habitantes se dan cuenta que viven en un edificio de Starck.

-¿Qué significa eso?
-Que cuando cruzan el lobby sienten que todo es posible en la vida; que pueden ser creativos, sexies y que merecen ser amados. Eso es lo que les doy cada vez que cruzan uno de mis espacios. Pero cuando llegan a su hogar, les es propio. No viven en mi casa, sino en la suya. A mi no me interesa probar que soy un buen diseñador, sino dar alegría a la gente que vive en mis espacios. Quiero ver su inteligencia, su elegancia y su belleza. Nada más.

-Usted es un diseñador, pero también un hombre de negocios. ¿Se siente igual de cómodo en ambos papeles?
-No me interesa para nada la parte comercial de mi trabajo. En el caso de los edificios, eso esta a cargo de un hombre muy talentoso, Johnny Hitchcox. Yo no me meto para nada, porque no se nada de negocios, Yo trabajo con mis amigos, amo a mis colaboradores, confío en ellos, y cuando me pagan es un regalo maravilloso.

-¿Le molesta ser el diseñador mas copiado del mundo?
-Cuando la gente me copia, está copiando mi pasado. Yo me estoy moviendo hacia adelante todo el tiempo, y por lo mismo, lo que estoy haciendo en determinado minuto es inimitable, porque aun no existe. El pasado está ‘out’. Mis imitadores llegan con diez años de diferencia. Me dan pena; pena por ellos y por sus clientes, que están siendo abusados. Pero yo no soy un policía y no puedo estar cuidando a todo el mundo.

-¿Que diseñadores han tenido influencia en su trabajo?
-Darling, no tengo la menor idea. No tengo el menor interés en otros diseñadores. Trabajo a solas, en la mitad de la nada. Jamás leo revistas de diseño, no conozco a otros diseñadores y es un mundo que no me resulta para nada familiar. Yo hago lo que puedo y lo que quiero, cuando puedo y cuando quiero.

-¿De donde vienen sus ideas entonces?
-Mis ideas vienen de mi compresión del mundo en que vivimos; donde estamos, quienes somos, cual es nuestra civilización…Vienen de la astrofísica, la biología y la matemática cuántica. Trato de entender las grandes reglas que rigen la tierra, y las mezclo con mi visión del futuro, mi utopía política, mi locura personal y mi fantasía enfermiza.

-¿Por que cree que su trabajo tiene tanto eco en el resto del mundo?
-Creo que es porque jamás hablo de diseño. Hablo de poesía, romanticismo, humanidad, ternura y amor. Nunca de arquitectura o tendencias. Por eso mi conversación es universal y todo el mundo puede entender lo que estoy diciendo

-Sus diseños siempre han sido definidos como dramáticos, teatrales…
-Si, creo que necesitamos cierto dramatismo para vivir. Cuando trabajo en un espacio público, lo que busco es despertar a la gente, darles una experiencia y crear un recuerdo. Quiero que lleguen a sus casas diciendo ‘Estuve en un lugar fantástico. No puedo describirlo, pero estaba lleno de energía, y ahora quiero cambiar el mundo, quiero luchar ¡Estoy despierto!’ Quiero que la gente se dé cuenta que son los protagonistas de sus propias vidas

-¿A que se refiere cuando dice que trabaja en medio de la nada? ¿Dónde esta su oficina? ¿Donde vive?
-Hace dos años le di mi empresa a la gente que trabajaba conmigo. Ahora no tengo nada. No tengo autos, porque me gusta estar en lugares sin trafico. Lo único que tengo es un avión muy cómodo y muy eficiente. Lo uso para vivir, para trabajar o para viajar a una pequeña isla en el sur de Francia. Me gusta estar en medio del mar o en medio de un bosque, no en las ciudades. Vivo completamente fuera de la civilización. Nunca voy a cine, ni a exhibiciones ni a cocktail parties. Soy un monje moderno.

-¿Tiene amigos o es un solitario?
-Tengo una pequeña tribu, pero como viajo tanto no tengo el tiempo necesario para verlos tan seguido como quisiera. Donde sea que me encuentre, trato de encontrarme con ellos, lo que me da gran placer porque son personas fantásticas.

-¿Que siente cuando ve sus proyectos terminados?
-Todo lo que hago me parece un desastre. Detesto ver lo que he hecho, porque soy un ‘control freak’, un maníaco y un hombre muy honesto también. Mi trabajo me muestra mis propias vulnerabilidades. Veo que he sido cínico, flojo, banal…Es una pesadilla. Pero eso es también lo que me hace continuar, porque espero que algún día haré bien mi trabajo

-Cuando ve un objeto, ¿Piensa inmediatamente como re-disenarlo?
-No tengo ningún interés en rehacer nada. Pero veo muchos productos que han sido diseñados por gente muy talentosa en marketing o ‘product development’, y son un desastre. Han sido diseñados para robarle el dinero a lo que ellos llaman el ‘target consumer’. ¡Es un concepto tan anticuado, tan ridículo y tan injusto!. Trato de combatir esa idea. Trato de luchar contra la deshonestidad.

-¿Que opina del ‘boom’ del diseño en la ultima década?
-Me parece bueno y malo. Es bueno, porque la gente se había concentrado en su ropa, en la forma en que se vestían, y se habían olvidado de sus casas. Ahora han vuelto al hogar, lo que me parece positivo porque muestra que se están preocupando de sus propias vidas. El problema es que el Diseño se ha convertido en un gran negocio, un negocio que esta creciendo constantemente, y todos quieren un trozo de el. Ahora hay mas diseño que antes, pero su calidad esta disminuyendo. Eso no es mi meta. En veinte anos, he creado lo que yo llamo el ‘Diseño Democrático’, tratando de dar lo mejor a la mayor cantidad de gente posible, aumentando la calidad y bajando los precios. Lamentablemente pocos piensan como yo en este respecto.

-¿Cuál considera su máxima obra?
-Ninguna. No me interesan los museos, aunque tengo muchas piezas ahí. Para mí, mi mejor trabajo es el que he creado para mis amigos. Cuando uno de ellos me dice que fue al Delano, que hizo el amor con su mujer en una de las habitaciones y que fue una experiencia maravillosa, eso me parece suficiente. Esa es mi obra maestra.

-¿Cómo se lleva con su fama?
-No me importa. Es muy bueno para el ego, muy agradable, pero no me interesa porque no vivo en los lugares donde están mis proyectos. No tengo “feed back”. Un minuto después de terminar mi trabajo, desaparezco y regreso a la mitad de la nada. Para mi, mi familia y mis amigos, no soy una estrella. Mi novia siempre me dice ‘no estamos interesados en Starck, sino en Philippe’. Todos los que me conocen piensan que Philippe es mucho más interesante que Starck.

-¿Tiene algún proyecto sonado?
-No. Lo que quiero es crear menos materiales y más conceptos; ser más político, mas violento, mas útil. El diseño no es muy útil, especialmente ahora que hay tantas otras prioridades. Hemos vuelto a los tiempos de los bárbaros, y es un poco ridículo estar hablando de sillas cuando hay tanta gente muriendo en el mundo. Lo único urgente es la acción política y salvar nuestra civilización. Mi sueno seria ser candidato a un cargo político, pero creo que eso es algo que no debería hacer jamás

THE ANTWERP SIX


Until recently, it seemed there was better chance to find a good bottle of icelandic Merlot in your local liquor store than some belgian designer dress or jacket in the racks of Bergdorf or Barneys. Not anymore. Since the beginning of the nineties Belgium has become a highly visible part of the fashion map along with New York, Paris, London, Milan and Tokio. Names like Dries Van Noten or Ann Demeulemeester are mentioned every time some editor talks about the future, and anyone who boasts to know something about style has not only to know how to pronounce names like Van Beirendock or Theyskens, but to spell them correctly. Not an easy task, since however big their success, Belgian designers continue to be in great extent a secret, a loud and very publicized secret. And in Antwerp, apparently, they like just like that.

The Antwerp Six, the best known generation of fashion designers graduated from the Antwerp Academy of Fashion in the eighties and formed by Demeulemeester, Van Noten, Van Beirendock, Van Saensen, Dirk Bikkembergs and Martin Margiela, have made a strong point in refusing to play by the rules of international fashion. It was a risky movement from the beginning, but also a successful one. From all of them only one, Martin Margiela, probably the most reclusive designer after Ray Kuwakubo of Comme des Garcons, has accepted a position as designer director for a major house, Hermes. But even under the spotlight of one of the most recognizable French labels, Margiela has continued without giving personal interviews -he only answers questions from the press via fax- or posing for photo sessions. He lets his work talk by itself. Image is a key word for this group, and theirs is an image of mystery, seriousness and devotion to their craft.

Ann Demeulemeester, after refusing a tempting offer by Givenchy, opened her own shop in Antwerp in a breathtaking 19th century building that once housed the agricultural ministry laboratory. "The only tool I have to present my world is my own shop", she says. There, customers who can't afford to be in the front rows at fashion shows in Paris, can, however, see and buy the oversize white shirts and sleek black suits that have become her signature pieces, all reminiscent of the look of Patti Smith, an idol of the designer.

The inevitable relationship between fashion and art, so clear since the days when Andy Warhol started painting portraits of designers like Carolina Herrera, Saint Laurent or Diane Von Furstemberg and showing their collections in his "Interview" magazine, has never been as strong as in the case of the Antwerp Six. Their work is treated with a reverence that sounds more Pollock than Versace, and though their clothes hang in the designers' floors of Harvey Nichols in London and Barneys in New York, no one would ever refer to them in the same way they do, for instance, to Calvin Klein. There is, in their case, a wide recognition to their efforts to keep some dignity in a universe where a fragrance or a jeans license could mean, for a designer, the difference between life and death. That doesn't mean, by any standards, that their work is not big business.

Dries Van Noten had sales of almost 20 million dollars in 1998. The same year Demeulemeester, who sells in around 200 hundred shops world wide, had profits for almost 10 million dollars. But they had done so, unlike most designers, without losing one bit of control in hands of financial backers or store buyers. Their references don't go back to the usual suspects either. They don't design thinking about Dior's New Look or Carnaby Street circa 1968. As Demeulemeester seems to be always thinking about rock and the clergy, Dries Van Noten has in his collections a refined and subtle orientalism. Seeing the clothes of Dirk Bikkembergs, with his shrunk leather pants and jackets, his knee high boots and bulky strap bags, is impossible not to think about some hidden sexual fetish. And Martin Margiela was experimenting with fashion deconstructivism much before Barneys shoppers even knew the mean of the word.

Though Olivier Strelli, whose real name is Israel Nissim, has been succesfully in business since the mid-seventies, not many people considered him a Belgian. Much less a Belgian designer, a concept that caused more than one laugh among the fashion press in Paris at the time. "They just did not believe that Belgium existed in the fashion Map", recalls the designer. "Twenty Years ago top designers mostly worked for people like Kenzo or Yves Saint Laurent. But a real Belgian fashion industry just did not exist when I graduated from the Academy in 1971", agrees Linda Loppa, driving force behind the Antwerp Academy of Fashion and the Flemish Fashion Institute.


Today Antwerp receives near 100,000 'fashion tourists' a year, a stylish crowd who enjoys walking through the designers shops and, in most cases, doesn't have problems taking out their Amex from their Vuitton wallets. The future looks as bright as the present. A new generation is already getting attention with names like Veronique Branquihno, Raf Simmons and Bernard Willhelm. And it took just two collections to Olivier Theyskens, who at 23 is often cited as the next wonder boy of fashion, to seduce Paris and the heart of the most desired client in the world: Madonna.

Like the Japanese in the seventies and early eighties, the Belgians attack to styleland is strong and irresistible, and like Yamamoto or Kawakubo before them, Margiela, Demeulemeester and the rest of their group seem to be here to stay.

NY Arts Magazine, 1999